Huelva

Las sensaciones del camino se trasladan a la vida de la aldea

  • Los peregrinos saborean los recuerdos sobre lo experimentado en el recorrido hasta la El Rocío Muchos optan por vivir la romería en familia; otros lo hacen en grupos de amigos

Es un microcosmos en el que la primera impresión es la de una gran anarquía y desorden. Nada más lejos de la realidad. Los muchos miles de personas que viven estos días en la aldea almonteña se someten a una realidad muy concreta que tiene su propio ritmo. Nada en El Rocío es improvisado y pese a que el tiempo allí se ha parado, o es de otra dimensión, todo responde a una lógica y una dinámica.

El sábado de romería es el de la presentación ante la Matriz. Todas las hermandades onubenses llevan ya varias horas, algunas días, en la aldea. Aparte de ese acto oficial y protocolario que se desarrolla a las puertas del santuario, el sábado es la jornada de la fraternidad, del encuentro de familiares y amigos y, sobre todo, de saborear los momentos que han quedado impresos en las retinas de todos aquellos que han realizado el camino.

Al hablar con rocieros de distintas filiales, hay un argumento común: las impresiones recogidas en esas jornadas de camino y lo impactante y trascendental que para todos ellos ha sido esa experiencia. Puede decirse que el camino marca el resto de la romería y que ésta queda de alguna manera coja sin él.

La casa de hermandad de Emigrantes irradia espíritu fraternal en este sábado. Cerca de 350 personas comparten este espacio en el que el respeto mutuo y las buenas formas no están reñidas con que cada uno viva el Rocío de la manera que mejor entienda o sienta.

La presidenta Belén Requena se mostró muy satisfecha de cómo se está desarrollando todo así como del transcurrir del camino desde la capital. Emigrantes tuvo ayer una doble participación en la presentación de las hermandades. Aparte de su paso oficial una comisión de la filial onubense, encabezada por Requena, estuvo presente con Umbrete por celebrar esta filial sevillana su 200º aniversario.

El responsable de Relaciones Públicas de Emigrantes, Pepe Ortiz, es un veterano rociero que da testimonio de esa organización que subyace en todo lo que pasa en la aldea en estos vertiginosos días. Esa organización, en el caso concreto de esta filial, se plasma en todo los aspectos.

Pedro de Gregorio es el enlace entre Emigrantes y todos los peregrinos que acompañaron a pie al Simpecado. Están divididos en tres grupos de 170 personas cada uno y a ellos se les va recordando los distintos actos que convoca o en los que va a participar la hermandad.

Ya a distancia se escucha el sonido de las flautas y los tamboriles que salen de la casa de hermandad de Bollullos. Al entrar, varias mujeres bailan sevillanas y hay gran actividad en la zona del hermano mayor que, en esta ocasión, es una mujer. María Salas resalta lo bien que fue todo en el camino en las vivencias "tanto cuando la carreta salía de Bollullos como en el Pastorcito". Si tiene que elegir entre todo lo que incluye la romería se queda con la presentación aunque se muestra partidaria "de disfrutar de cada momento".

Tanto la responsable de Bollullos como los de Emigrantes coinciden en destacar la importancia que tiene el componente juvenil en sus hermandades y cómo de esta manera está asegurada la supervivencia de la fe rociera que sigue pasando de generación en generación. Una prueba de ello son los jovencísimos tamborileros de Bollullos que, a su vez, forman parte de la escuela de Villarrasa en la que una treintena de chavales se prepara en este bello quehacer artístico.

Esa transmisión de padres a hijos se basa en buena medida en que El Rocío se vive en familia. Ese es el caso de Mercedes Pareja, camarista de Emigrantes. Treinta rocíos le acompañan y 20 en esa labor que tanto le gusta. Mercedes se siente "muy feliz" porque "tengo aquí conmigo a toda la familia". Tampoco le amilana el ajetreo de estos días en la aldea: "Lo que hago es que traigo congelada mucha comida hecha en Huelva, lo que me facilita mucho las cosas". Todo el trabajo sin embargo "se ve recompensado por la felicidad que supone estar aquí".

Es la primera vez que Antonio Rodríguez vive un Rocío en una casa de hermandad. En ocasiones anteriores lo ha hecho con una peña de 32 personas, sin embargo "se me presentó la oportunidad de conseguir una habitación en la casa de hermandad de Emigrantes y lo estoy disfrutando". Le encanta la vida de fraternidad que se vive en este espacio y le agrada esa sensación que en la aldea se tiene de desconectar del tiempo y del reloj. Aquí todo se relativiza y las cosas que parecen tan importantes fuera, en El Rocío se ven con otros ojos porque "lo único importante es Ella y el reloj aquí no tiene ninguna importancia", recuerda Antonio.

Hay otros protagonistas en la romería que casi siempre pasan desapercibidos pero que también ocupan su lugar. Se trata de los niños. Se les ve contentos y jugando. También ellos salen de su rutina y recuperan parte de sus impulsos infantiles que les hacen arrinconar ordenadores y dispositivos electrónicos para abrazar los juegos más tradicionales que los hacen "caer como troncos a la hora de dormir", apunta Pepe Ortiz. Sin embargo ellos no dejan de ser conscientes de todo lo que va a pasar en la aldea en estos días. Conforme a su nivel de entendimiento se sienten parte activa junto a sus familias.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios