El Rocío

Treinta años compartidos...

  • Aquel primer año de 'Huelva Información' fue el de la hermana mayor de Huelva María del Carmen Suárez En estas páginas hemos volcado nuestras ilusiones y devociones

Mi querido diario, querido Huelva Información: Nacistes igual que nació mi caminar rociero, por lo que nuestra vida siempre ha ido por parejo, porque te aseguro que la primera vez que caminé yo sólo, a caballo delante de mi Simpecado, cuando descubrí por mí mismo que aquello que llevaba ya en mi sangre desde el primer momento que vi la luz del día, era la gloria misma; cuando supe de la grandeza que es admirar la carroza de mi Hermandad de Huelva desde la perspectiva del que camina hacia Ella, entonces, te puedo asegurar que comenzó mi vida y curiosamente, cosas del destino, comenzó también tu vida rociera… tú también eres rociero de cuna…

Y fue en 1984, ¡treinta romerías ya!... cuando informabas que Huelva ese año hacía historia con su hermana mayor al frente… María del Carmen Suárez iba a ser la encargada de llevar el Simpecado de la hermandad hasta los pies de la Blanca Paloma, una hermandad en la que, bajo la presidencia de don Felipe Bravo Barrigón, comenzaba a crecer -y de qué manera-, mostrando los mimbres para llegar a ser lo que es en estos días, la hermandad más grande que se echa a los caminos. Era un año muy especial por que la mujer rociera tuvo toda la relevancia que jamás tuvo en la hermandad, pero además, amigo mío, para mí familia fue especial como nada más ha sido, por que esa mujer, la elegida para ese cometido no era otra que mi madre y además, por primera vez, toda mi familia a caballo acompañamos al Simpecado y, encima, pude vivir el Rocío una vez al menos, con gente de mi sangre, rocieros viejos, que ya no podían ir al Rocío y ese bendito año de nuestro nacimiento volvían para estar con ella y ayudar a su hermana mayor. Aún se me estremece el alma cuando recuerdo la sensación de amor que me embriagaba cuando al compás de las campanillas de la carroza avanzábamos entre los rezos de las promesas, las sevillanas de la gente de los carros, el andar pausado del caballista y el sentir acelerado de unos niños que queríamos digerir todo de golpe sin reparar en que las cosas pausadamente se saborean y se paladean de otra manera.

Luego fuiste creciendo conmigo, caminando por la senda con nosotros como un peregrino más, viviendo y, sobre todo, contribuyendo a hacer grande un Rocío que poco a poco calaba y calaba en el mundo y que tratado con el cariño, el respeto y el rigor con que tú siempre lo has hecho, empezaba a ser respetado y mirado de otra manera en el orbe cristiano.

Vivimos con intensidad los distintos traslados de la Pastora, sentimos la dicha incluso de albergar la visita de un Papa de Roma, presenciamos con admiración la impecable organización de los Congresos Mariológicos Marianos, las distintas visitas de la Casa Real Española, el nacimiento constante de nuevas hermandades, mil y una noches rocieras en el añorado Bodegones, el nacimiento de la Matilla, los cambios en el camino, la nueva casa de hermandad aquí en nuestra tierra.¡Cuántas sensaciones que se acumulan en nuestros treinta años!, ¿verdad amigo?...

Y seguimos en la senda y no hace mucho estuviste a nuestro lado apretando con nosotros para que ese monumento más que merecido a la Fe de Huelva a la Reina de las Marismas se culminara con éxito tras ardua y cansina labor llena de altibajos y trabas en el camino, pero disfrutaste con nosotros sabedor que es bueno para esta tierra que tanto queremos contar con "el más grande monumento realizado a la Virgen del Rocío en el mundo rociero…", por que así fue calificado por el mismísimo pueblo de Almonte allí congregado en un número muy importante de rocieros.

Recuerdo también ahora, en este conglomerado de recuerdos vividos junto a ti, como estuviste a mi lado y de que manera en mi primer pregón rociero… ¿recuerdas amigo?, ese niño que un día citaste en la plaza de San Pedro, tu antiguo hogar para hacerle una entrevista como pregonero. Para mí supuso además de un honor, un fortísimo impacto y algo que jamás olvidaré. Verme entre tus páginas supuso para mí algo importante y desde entonces siempre te estaré agradecido.

Luego han sido muchas las veces que hemos estado juntos, en diversos ámbitos de nuestras vidas. Entre tus páginas he volcado mis sentimientos sin cortapisa alguna. Me has hecho rememorar y exaltar muchas cosas buenas que me han pasado, me has dejado cantar a mi hermandad en mil y una ocasiones, contar mi camino, mis añoranzas, mis ilusiones y ¿sabes qué?... siempre contigo amigo, siempre fiel a ti y tú siempre fiel conmigo.

Por eso te escribo esta carta agradecido, mi querido Huelva Información, mi diario, mi amigo, y por eso quiero dejar constancia como rociero y como onubense mi agradecimiento a ti, a tus gentes y a quien día a día trabaja como tú para ésta tierra, con un único deseo por mi parte: que María Santísima del Rocío te bendiga y que me permita vivir a tu lado otros muchos treinta años exaltando sus grandezas.

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