El Rocío

Un primer Rocío con la Reina y las infantas

  • En tres décadas se ha pasado de 63 a 112 hermandades, más 39 no filiales Se perdieron los nombres de otras patronas en el callejero

Treinta años dan para mucho y en la historia del Rocío se han visto importantes cambios en estas tres últimas décadas, resultando de lo más relevantes en esta devoción que se abre desde la aldea marismeñas al pleno corazón de Europa, por el camino rociero a Bruselas. Huelva Información ha sido testigo de este tiempo; ahora que celebramos el 30 aniversario, hacemos un repaso a esos momentos más destacados.

Aquel primer Rocío fue muy especial para el periódico porque abría las crónicas de sus caminos, y para la devoción almonteña, pues tenía una visita muy especial. La reina doña Sofía acudió acompañada por las infantas Elena y Cristina; había estado en El Rocío en 1972, cuando era princesa.

La Reina había llegado a Cabezudos en helicóptero en la jornada del viernes y desde ahí se desplazó hasta el Palacio de Doñana, donde recibió a la Hermandad de Jerez de la Frontera, haciendo con ella parte del camino. La visita a la Virgen del Rocío fue por la tarde, con ofrenda de flores. La expectación despertada por la presencia de la Reina y las infantas en la aldea fue enorme. Se disponía a vivir toda la romería. Comenzó acompañando a la Hermandad de Triana en su entrada en El Rocío, siendo todo un alborozo desde el puente del Ajolí. Por la tarde noche visitó las casas de algunos rocieros. Participó en los actos importantes de la romería, como la misa del Domingo de Pentecostés, que presidió el obispo de Huelva, Rafael González Moralejo, y que clausuraba el Año Santo de la Redención. Le quedaba por vivir el momento culminante del Rocío: la procesión de la Virgen. Doña Sofía estuvo en el interior del santuario y presenció el salto a la reja desde la balconada interior, pudiendo disfrutar también de la salida desde los balcones de la explanada.

Un Rocío en el que se puede ver grandes diferencias con el actual, principalmente en sus dimensión, que no en la devoción a la Blanca Paloma, que se ha mantenido inalterable a lo largo de los siete siglos de devoción que entonces se celebraban. Una romería que tenía 63 hermandades filiales, a lo que hay que sumar las 16 peñas rocieras que pretendían fundar las hermandades en sus ciudades. Este año de 2013 serán casi el doble de filiales: 112 hermandades filiales; además, el dato significativo que El Rocío ha crecido se ve en el hecho de la presentación, que se iniciará el viernes, con esta última hermandad, aunque el sábado lo seguirá abriendo Villamanrique de la Condesa. Otro dato reseñable es que no hay peñas esperando, sino 39 hermandades no filiales pendientes de venir al Rocío.

Un Rocío que también cambia en cuanto al callejero. Se perdieron nombres tan significativos como el de Cardenal Segura (hoy Plaza Doñana) o el del Obispo Cantero (Sacrificio), que promovió el gran impulso de la romería en los sesenta, con carretera y nuevo santuario. A pesar de que es un lugar con origen eminentemente mariano, se perdieron los nombres con los que se honraban a otras devociones y patronas, como Fátima, Asunción, Socorro, Clarines, Valle, por nombres de espacios del entorno del Doñana. Lo mismo que la calle Ajolí, que agrupa las de la Cabeza, Guadalupe, Cinta y Pilar; la de los Ansares era de la Estrella, Rosario, Remedios y de África. Se pierden las calles de Moguer, Rociana y Bollullos.

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