Existen en El Puerto diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la asistencia de las capas más desfavorecidas de la sociedad, aunque cada una lo haga desde una perspectiva diferente y trabajen en ámbitos distintos. Estas asociaciones, que en muchas ocasiones llegan allí donde no alcanzan las administraciones públicas, no son ajenas a las consecuencias de la crisis económica que sufre la sociedad hoy día. Y por tanto, son un buen indicador de cómo están las cosas actualmente.

Desde dos organizaciones de este tipo, Cáritas y Nueva Bahía, señalan el incremento producido en los últimos meses de personas que necesitan de su ayuda: alimentación, ropa, el pago de la luz y el agua o hasta el alquiler. Eso sí, destacan que la mayoría de los 'nuevos' pobres que acuden a estas ONG son "pobres vergonzantes", como apuntaba ayer el presidente de Nueva Bahía, Manuel Moreno Romero. Es decir, personas que "vienen vestidas normalmente, que incluso trabaja y cobra, pero acude con cierta vergüenza", porque los recursos económicos con que cuentan no les permite llegar a final de mes. Antes, Nueva Bahía (ubicada en la calle Cruces) recibía habitualmente personas relacionadas con la drogadicción, pero ahora, ven cómo cada vez hay más personas 'normales', muchos de ellos pensionistas, que les solicitan ropa y abrigo. De 25 personas, aproximadamente, que acudía a diario a sus instalaciones, a comienzos de año, ahora, Nueva Bahía recibe hasta 80 personas en un día. "A veces, a la hora del cierre, hay hasta colas", lamenta Manuel Moreno.

En Cáritas, como explica su coordinador José Serrato, perciben "una afluencia considerable de un tiempo para acá", atendiendo especialmente al colectivo de inmigrantes. Pero lo que más llama la atención a esta organización es la "situación desesperante" de personas que habían dejado de venir, después de haber encontrado trabajo, y que ahora vuelven a solicitar ayuda, tanto de alimentos como para el pago de los recibos de sus viviendas.

Frente a los pobres 'vergonzantes' se encuentran los pobres 'de solemnidad', que son quienes normalmente han acudido a este tipo de organizaciones asistenciales. Gente sin recursos. Sin embargo, como explica José Serrato, coordinador de Cáritas, "la crisis apenas afecta a los pobres de solemnidad".

Por eso, en la casa de acogida de Anydes, no se perciben los efectos de la situación económica. Como señala su presidenta, Manuel Bautista Pérez, la gente que acude a esta organización "siempre está en crisis": son una quincena de plazas para presos y toxicómanos en reinserción, y otras quince para gente 'sin techo' en general (técnicamente, transeúntes). "La crisis la notamos nosotros en las subvenciones", declara Bautista, medio en broma medio en serio.

Con otro punto de vista totalmente diferente, desde la ONG Madre Coraje señalan que la crisis les afecta en Perú, pues es allí a donde destinan los recursos que obtienen aquí. Sobre todo, según la delegada local de esta ONG, Patricia Lalor, la crisis se nota "en el terrible encarecimiento de los alimentos y la falta de inversiones" que padece ese país latinoamericano.

Ante todo este panorama, estas asociaciones quieren subrayar que su labor asistencial no sería posible sin la colaboración de los voluntarios que trabajan altruistamente para ellos. Un voluntariado que ronda la cincuentena tanto en Nueva Bahía como en Cáritas, la treintena en Anydes o unos 20 en Madre Coraje, si bien en campañas puntuales como Navidad la colaboración desinteresada aumenta. Sin embargo, la situación actual hace que estas asociaciones sufran cierto déficit de voluntarios. Por eso, sus representantes quieren llamar la atención de los portuenses, dispuestos a ayudar a los más necesitados, para que dediquen parte de su tiempo a servir como voluntarios en estas organizaciones.