El Puerto

La Papeteca cierra sus puertas por los retrasos de las licencias

  • Su propietaria ha decidido no seguir con el negocio pese a que ayer le concedieron la licencia

Con tan solo 25 años, la portuense Marta Verano decidió embarcarse en un nuevo negocio pionero en la ciudad que consistía en una papelería educativa, pero cuyo objetivo principal era educar a los más pequeños a través del ocio mediante varios talleres que habían organizado para ello. Pero su sueño se ha visto truncado por la Concejalía de Urbanismo, ya que por cuarta vez le habían denegado la licencia y se veía obligada a cerrar las puertas de su Papeteca para siempre.

"Ya no es el tiempo y el dinero que he perdido, sino que también me han quitado la ilusión", comentaba esta portuense, ya que han sido muchos los obstáculos que les han puesto desde la Concejalía de Urbanismo desde el pasado 19 de marzo, fecha en la que Marta abría las puertas de su negocio al público en la calle Valdés.

En primer lugar le denegaron la licencia porque le faltaba el permiso de obras, ya que según los funcionarios de Urbanismo, el establecimiento de Marta necesitaba el visto bueno de la Delegación provincial de Cultura, porque su establecimiento formaba parte del casco histórico, un trámite por el que preguntaron en el Ayuntamiento y se les indicó que no era necesario.

La segunda carta donde le venía denegada de nuevo la licencia decía que debía adjuntar la declaración responsable, trámite que ya había realizado y en el que se reflejaba que estaba dada de alta de las dos actividades, tanto de papelería como de taller infantil. Una vez presentados de nuevo los papeles volvieron a pedirle las tasas de apertura, obras y de obras mayores que también había presentado ya con anterioridad.

La última pega es la que más le ha dolido y a la que no puede hacer frente, ya que le informaban de que tenía que escoger entre la papelería o los talleres, ya que no eran "compatibles" ambas actividades. Después de que esta misma semana se personara en el área de Urbanismo para hablar con la responsable que había llevado su licencia, Marta afirma que "debíamos renunciar a la actividad de talleres, pedir licencia solo para papelería y más adelante pedir permiso a Cultura para poder realizar la actividad de talleres, pagando la tasa correspondiente al porcentaje que ocupa esta actividad", ante lo que decidieron echar el cierre.

Sorprendentemente ayer mismo les comunicaron que les concedían al fin la licencia pero para Marta ya es demasiado tarde, "a no ser que sean capaces de reembolsar las pérdidas, el tiempo y la salud entregada", concluyó.

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