El Puerto

Las salinas portuenses, un patrimonio natural aún por explorar y rentabilizar

  • La familia Armenteros regenta desde hace dos años la explotación de La Tapa y quiere abrirla ahora a las visitas turísticas Gran parte de la sal que se vende en grandes superficies es de la Bahía

Que la Bahía de Cádiz tiene una enorme diversidad ecológica y natural nadie lo duda. Otra cosa es que esa riqueza y diversidad no estén aún lo suficientemente aprovechadas de cara a la obtención de beneficios económicos que redunden después en el entorno.

Un ejemplo de este rico patrimonio natural lo constituyen las salinas y los humedales, enclaves muy poco conocidos incluso para los portuenses a pesar de venir explotándose desde hace siglos.

La Mancomunidad de Municipios de la Bahía de Cádiz, consciente del potencial económico y de creación de riqueza que pueden tener estas actividades, organizó ayer una visita a la salina de La Tapa, en El Puerto, abandonada hace algunos años y desde hace dos de nuevo en explotación de la mano de la familia Armenteros, propietaria de la empresa Marítima de Sales, con sede en Dos Hermanas y con más de 40 años de experiencia en el sector.

Se trata de una explotación salinera en activo que produce anualmente entre 30 y 40 toneladas de este tesoro blanco, que se exporta a todo el mundo y del que se surten muchas de las marcas blancas que se venden en las grandes superficies comerciales de todo el país. Además de la de La Tapa regentan también otras salinas en San Fernando y Puerto Real, así como la de Santa María, también en El Puerto y declarada reserva ecológica de la Bahía de Cádiz.

La explotación industrial de las salinas, sin embargo, se queda corta para el potencial que ofrecen estos enclaves, desde el punto de vista de la biodiversidad y del turismo activo.

Nada más entrar en el recinto lo primero que llama la atención es el intenso color rojizo de las aguas, que se debe a la presencia de una microalga que se ha adaptado a la vida en estas aguas hipersalinas. Estas pequeñas algas son a su vez el alimento básico de las artemias, una especie de camarones de los que se alimentan los flamencos, que deben a estos pigmentos de las algas su característico color rosado. Y es que flamencos, gaviotas y otras muchas aves son parte de la riqueza avícola de este paisaje salinero, otro de los atractivos que ahora se quieren poner al alcance de todos.

Como explica Francisco Armenteros, director de Marítima de Sales, se trata de dar a conocer al público el atractivo de estos paisajes tan desconocidos, para lo cual están ya en contacto con varias empresas especializadas de la zona que de aquí a unos meses pondrán en marcha visitas organizadas y otras actividades en esta salina portuense. De momento, la prueba de fuego ya la han hecho con algunos grupos de cruceristas que llegan a Cádiz y tras visitar las salinas se marchan encantados de la experiencia.

Como explicaba ayer el director conservador del parque natural de la Bahía de Cádiz, Antonio Gómez, "el parque supone también una oportunidad para la economía y el desarrollo sostenible y tenemos que hacer que sea competitivo. Las salinas son aún un campo por desarrollar", dijo.

Por su parte el concejal de Turismo, Ángel Quintana, destacó también que se trata de un enclave que hay que potenciar y visibilizar de cara al turismo.

En las salinas de La Tapa se levanta también uno de los mejores ejemplos de casas salineras que hay en la Bahía, aunque por desgracia se encuentra en muy mal estado de conservación. Un enclave situado a escasos kilómetros de El Puerto pero con barreras que se han ido añadiendo a lo largo de los años, como la vía del tren o el polígono industrial. Se trata, ahora, de acercar de nuevo estos recursos a la ciudad para que vuelvan a recuperar el protagonismo que una vez tuvieron.

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