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El Puerto

Día del libro compartido

  • Hoy jueves 23 de abril es el Día Internacional del Libro y un puñado de portuenses lo van a celebrar reunidos en clubes de lectura

Y como esta es una ciudad de anomalías, no resulta nada extraño que donde en su tiempo se contaron hasta cuatro fundaciones con nombre de escritor, y donde no hay calle del casco antiguo que no guarde entre sus adoquines la pisada de algún insigne literato -contarlo daría para veinte reportajes como este- no hubiese clubes de lectura propiamente dichos hasta hace apenas una década. Sí que son veteranas algunas tertulias como El Ermitaño, y sí que se recuerdan grupos rompedores en torno a la promoción de las artes en general, como Medusa, pero mientras la pedanía andaluza más insignificante se preciaba de su club de lectores, la ciudad donde Juan Ramón esbozó sus primeros versos modernistas o falleció el barroquísimo Luis Carrillo y Sotomayor, carecía de eso que la acepción más canónica define como "grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro". Cada uno lo hace en su casa pero una vez a la semana, en un día y a una hora fija, se reúnen todos para comentar las páginas avanzadas desde el encuentro anterior.

Montserrat del Cuvillo, directora de la Biblioteca Pública Municipal, es quien comenta que, en efecto, hace aproximadamente diez años que llevan reuniéndose los integrantes del club Un alto en el camino, en el restaurante del mismo nombre, que tan frecuentado fue por Rafael Alberti. Experiencias similares pueden datarse en esos mismos días, como la de Los Geranios, colectivo vinculado a la Educación de Adultos, y a partir de ahí empezaron a brotar iniciativas en torno a la lectura comunitaria que tiene hoy su eje en la propia Biblioteca Pública Municipal, cuyos técnicos entendieron, por fin, que la labor de promoción de la lectura, y la función de una biblioteca, trasciende el simple préstamo de volúmenes, y que ese espacio de cultura es mucho más que un silencioso depósito de páginas muertas a la espera de que alguien les de vida en la intimidad. Por eso existe el Club de los miércoles, y el de los viernes, y otro, también apoyado por la Biblioteca, en Fuentebravía. Y para crear cantera, también uno infantil, con integrantes en edad escolar ávidos por dejar durante unas horas el mundo de las maquinitas y las pantallas táctiles. Dos clubes se dan cita en Los Toruños, y otro en el Poblado. El instituto de Secundaria Santo Domingo es también sede de otro club, y por aquello de que a más libros, más libres, Carlos Ferrer, educador del Centro Penitenciario Puerto III, lleva también años realizando una labor encomiable con personas reclusas.

Pero era necesario poner en contacto a tanta gente apasionada por lo mismo y así, Montserrat del Cuvillo, Isabel Pérez y otros currantes del equipo de la Biblioteca decidieron un día reunirlos en citas que respetaran la idiosincrasia de cada club y propiciara, al mismo tiempo, el encuentro enriquecedor; y con ese nombre genérico, encuentro, organizaron un primero en la Fundación Alberti, un segundo en torno a grandes obras del siglo XIX con presencia femenina; un tercero sobre literatura erótica, y el último, celebrado hace unos pocos días, sobre novela también del diecinueve, pero escrita por mujeres, aunque no siempre firmadas con nombre de mujer, como recordó Nieves Vázquez, profesora universitaria y autora que condujo el acto, al comentar el caso de que quien fuese vecina de El Puerto, Cecilia Böhl de Faber. Aunque encuentro para no olvidar en muchos años fue el de la noche de San Juan del año pasado, en el que más de cien personas se dieron cita para celebrar esa velada mágica, y donde setenta de ellas participaron activamente en la escenificación de un acto del Sueño de una noche de verano de Shakespeare - quién dijo miedo- adaptado por docentes del Departamento de Lengua y Literatura del Instituto Santo Domingo y conducidos por la experiencia actoral de Manolo Morillo. Lo de menos fue Shakespeare; lo de más, la vivencia impagable en el patio porticado del Santo Domingo.

Entre el voluntariado cultural y la militancia por una sociedad más preparada, y finalmente más crítica; entre la necesidad de descubrir los libros imprescindibles para uno mismo y la conveniencia de hacerlo en compañía de otros, los Clubes de Lectura han llegado al Puerto para quedarse, y hoy, que es el Día del Libro, es también el día de ellos.

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