NO  se puede pedir más. Un tiempo veraniego, más que primaveral, acompañó ayer a las dos hermandades del Domingo de Ramos, La Borriquita y La Flagelación, en sus respectivas salidas procesionales. Si bien es cierto que todos los pronósticos daban buen tiempo para esta Semana Santa, la realidad superó cualquier expectativa y el buen tiempo hizo que los portuenses y numerosos visitantes se animaran a salir a la calle, en las que en algunos momentos no cabía ni un alfiler.

Como cada Semana Santa la primera hermandad en pisar las calles portuenses fue la de La Borriquita, que puntualmente, poco antes de las cuatro de la tarde, salía desde su sede canónica en la parroquia del Carmen y San Marcos. Había gran expectación este año por ver esta salida procesional, después del desafortunado incidente que se vivió el pasado mes de enero y por el cual diversos enseres de la hermandad se echaron a perder en un incendio. No obstante, y a pesar de las dificultades, los hermanos de La Borriquita han sabido tirar para adelante y superar los obstáculos, gracias también a la solidaridad de otras hermandades como las de El Resucitado, La Misericordia o El Carmen que les prestaron diversos enseres para que pudieran realizar su salida con todo el lucimiento.

También La Borriquita fue la primera en realizar la estación de penitencia en el interior de la Prioral ya como Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros Coronada, una importante novedad a destacar en la Semana Santa de este año. Igualmente, otra de las novedades ha sido la remodelada Carrera Oficial, con entrada esta vez desde la calle Nevería y con un tramo más de sillas, de manera que el recorrido hacia la plaza de Peral goza de una mayor vistosidad. Cabe destacar entre las mejoras relacionadas con la decoración los paneles con las insignias de las diferentes hermandades portuenses que cuelgan del edificio del Ayuntamiento.

La otra hermandad del Domingo de Ramos, La Flagelación, disfrutó también ayer de una brillante salida procesional. Como cada año la salida de la iglesia de San Joaquín fue espectacular, sobre todo la de Nuestra Señora de la Amargura, cuyos costaleros tienen que salir de rodillas del templo para que el palio pueda salvar el dintel de la puerta.

El esfuerzo de los costaleros fue recompensado con un fuerte aplauso por las personas que aguardaban en la calle Cielo la salida del paso, que una vez más no defraudó. El encuentro con las hermanas del Espíritu Santo, antes de enfilar la calle Pozos Dulces, fue otro de los momentos destacados del recorrido, al igual que la estación de penitencia en la Prioral y el paso por el barrio de La Vid, un enclave muy importante para esta hermandad del Barrio Alto.