El Puerto

Carrillo y Suárez, frente a frente

Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca" (Escenario) de El Puerto de Santa María; Día: 28 de Febrero de 2015; Aforo: 150 espectadores; Reparto: Adolfo Suárez: José Manuel Seda; Santiago Carrillo: Josean Bengoetxea; Producción: Avanti Teatro; Director: Julio Fraga; Idea Original: Eduardo Velasco; Diseño de Iluminación: Julio Fraga; Escenografía: Gonzalo Narbona; Vestuario: Cristina Simón; Espacio Sonoro: Santiago Martínez; Iluminación: Alberto Hernández de las Heras; Sonido: María Gil; Ayudante de dirección: Verónica Rodríguez.

Dentro de la Temporada de Invierno 2015 organizada por el Ayuntamiento, acabamos de ver sobre las tablas del Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca la obra de Luis Felipe Blasco Vilches escrita sobre una idea de Eduardo Velasco, El Encuentro.

En la obra se representa el encuentro entre el presidente del Gobierno Adolfo Suárez y el secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, que tuvo lugar el 27 de febrero de 1977 para preparar la legalización del Partido Comunista de España.

El hecho ocurre en un chalet de las afueras de Madrid pero más que una reconstrucción de ese hecho histórico, la función es una profunda reflexión sobre dos maneras de entender España, dos iconos que siguen siendo tan válidos hoy como entonces. Los dos protagonistas compiten en suspicacias, amenazas, faroles, dudas miedos y brindis al sol en un juego dialéctico en el que nunca sabemos quién es mas sincero o quién tiene más miedo, pero vemos claramente cómo los hechos del pasado pueden sernos útiles hoy o incluso mañana, porque según avanza la función nos vamos dando cuenta de que lo que nos están contando, más que un encuentro del pasado es un desencuentro de hoy con esas dos maneras de entender España que siempre hemos sufrido, con sus puntos en común y sus disonancias, a la vez que asistimos a la evolución de los valores de esas dos Españas.

La reunión se nos presenta como si se tratase de un combate de boxeo en la cual la campana va marcando los sucesivos asaltos en los que los protagonistas cambian sus posiciones y pasan de un rincón del cuadrilátero a otro.

Teatro puro, sin nada que pueda distraer al espectador: Dos sillas y un mueble bar. Al fondo una puerta que se supone da a una terraza que da a una calle por la que de vez en cuando pasa un coche que pone una nota de inquietud y de miedo en la reunión.

La interpretación de los dos actores es muy convincente y su cercanía se ve incrementada por la proximidad con el público ya que ambos, actores y espectadores, ocupan el mismo espacio y al mismo nivel, lo cual acrecienta la sensación (físicamente real) de que no hay bambalinas que traspasar.

Los personajes se nos presentan impregnados de verdad, de vida, de pasión, de despecho y todos sus sentimientos llegan directos a cada espectador que, con ellos, sienten y se emocionan.

Una prolongada ovación premió la actuación de los actores y el montaje de Julio Fraga, que han dejado un magnífico sabor de boca en los aficionados al Teatro de El Puerto de Santa María.

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