El tramo urbano del río Guadalete se ha convertido desde hace unos años en una especie de cementerio de barcos abandonados, causando una pésima impresión en una ciudad que pretende vivir del turismo y de su imagen.

Este problema no es nuevo y el organismo competente, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) asegura ser la primera perjudicada, pro achaca la situación a los eternos trámites burocráticos que hay que cumplimentar hasta que se hace posible proceder a la retirada de estas embarcaciones.

En estos momentos son cuatro los barcos que se encuentran en situación de abandono o retenidos en las márgenes urbanas del Guadalete.

Se trata de las embarcaciones Louisa (pendiente del Juzgado de Instrucción número 4 de Cádiz); Frescomar 3 (sobre el cual el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Cádiz ha autorizado recientemente la enajenaciòn, por lo que próximamente se procederá a subastar la nave); Sohno de Menino (pendiente de la sección 3 de la Audiencia Provincial de Cádiz) y Submarina VI (pendiente de la Delegación de la Agencia Tributaria de Jerez).

Algunas de estas embarcaciones están situadas en plena Ribera, afeando la imagen de una de las zonas más bellas de la ciudad.

Desde la Autoridad Portuaria explican que ellos son los primeros interesados en la enajenación de estas embarcaciones, que suponen un gasto y una mala imagen también para la zona portuaria. Desde el organismo recuerdan que "en todos los casos la APBC ha tramitado ante el Juzgado correspondiente la autorización para proceder a dicha enajenación".

También recuerdan desde la entidad que tan solo durante este año 2014, ya se han retirado seis embarcaciones que se encontraban en esta situación en El Puerto, las denominadas Cristina; Mache, Fraternité; Zudar Primero; Sao Joao Fuzeta y Maki II.

Hay que recordar que la pasada primavera el concejal de Turismo, Raúl Capdevila, mantuvo una reunión sobre este asunto con el presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, José Luis Blanco, para trasladarle la preocupación municipal por este asunto, que previamente se había tratado en el seno del Consejo Local de Turismo.

El edil recordó al presidente del organismo portuario que además de la mala imagen que supone para la ciudad la presencia de estos barcos semihundidos, hay que tener cuenta también el deterioro ambiental que se produce en el río. Ya en ese encuentro José Luis Blanco le trasladó al edil su disposición a colaborar, aunque le advirtió de los largos y complejos trámites judiciales que requiere la enajenación de cada una de estas embarcaciones.