El Puerto

"La gente de fuera le da más valor a la rehabilitación en el casco antiguo"

  • Dos arquitectos portuenses que han apostado por la recuperación de fincas antiguas para su conversión en viviendas reflexionan sobre las posibilidades del centro urbano y las causas de su situación actual

Ahora que tanto se habla de la necesidad de recuperar el casco histórico, en un momento en el que las administraciones públicas tratan de poner en marcha políticas que devuelvan al centro de la ciudad la actividad que un día tuvo, la experiencia de dos arquitectos portuenses que han apostado por la rehabilitación de fincas antiguas puede servir de ejemplo para entender por qué no abundan más este tipo de proyectos .

Manuel Fernández Van Kretschmar y Miguel Ángel Naves son socios y han dedicado buena parte de los últimos años a la rehabilitación de dos fincas antiguas en la calle San Bartolomé, en concreto las situadas en los números 25 y 27 de la céntrica vía. Cuando se accede a cualquiera de estas dos promociones y se traspasa la fachada que da a la calle, el visitante no se imagina lo que se esconde tras esos muros: remansos de tranquilidad en pleno casco antiguo y patios con pequeñas piscinas a las que dan una serie de viviendas en las que los detalles y el gusto por lo bien hecho se han impuesto a las prisas y al encorsetamiento de lo estándar. Son viviendas de lujo en las que para sus propietarios, la gran mayoría de ellos procedentes de otras latitudes como Madrid, Bilbao o Sevilla, el auténtico lujo es poder ir andando a los toros o desayunar chocolate con churros en la Placilla estando a cinco minutos de su casa. "Las personas que apuestan por este tipo de viviendas son un público muy particular", dice Manuel Fernández. Normalmente son matrimonios con hijos emancipados que buscan en El Puerto una vivienda para estancias temporales y no quieren una casa grande con jardín, quieren algo más pequeño y sobre todo céntrico.

De las doce viviendas que salieron de la primera promoción rehabilitada en San Bartolomé 25, diez de ellas se vendieron a gente de fuera. La segunda promoción se topó de lleno con la crisis y quedan aún cuatro pisos por vender.

Manuel Fernández y Miguel Ángel Naves reconocen que este tipo de trabajo exige muchísima dedicación por parte del arquitecto. "Es algo casi vocacional, porque no es rentable y requiere visitar la obra casi a diario y estar pendiente de todos los detalles", explican. Otra de las dificultades es la de encontrar artesanos de oficios como la carpintería o la cerrajería que sean capaces de ofrecer soluciones ante los distintos problemas que se van planteando durante la obra. "En una finca antigua nada es estándar, hay mucho de improvisación", dicen los dos arquitectos, que reconocen que también es complicado encontrar promotores dispuestos a asumir el riesgo que presenta un proyecto de estas características, en el que los imprevistos pueden haces oscilar el presupuesto inicial hasta situaciones de vértigo.

Para Miguel Ángel y Manuel, parte de los problemas que arrastra el centro urbano se derivan de la propia mentalidad de los portuenses, que en general han seguido la tendencia de instalarse en las afueras y no han apostado por el casco antiguo. "No hay un solo factor por el que el centro no resulta atractivo", dice Miguel Ángel. Problemas como la falta de aparcamiento, la escasa oferta comercial o la falta de promociones adecuadas pueden ser algunas de las de las razones, además de otras causas como la existencia aún de muchas viviendas de renta antigua que dificultan la venta de las fincas y la ejecución de proyectos en las mismas.

Como explican los dos arquitectos portuenses, "son actuaciones costosas en las que no se pueden aplicar muchas veces los parámetros de la arquitectura moderna, pero existe un mercado que está ahí y en cualquier ciudad de Europa las casas en el centro se cotizan. Aquí parece que se huye del centro", dicen.

Quizás el reto sea ahora encontrar un modelo de rehabilitación que permita ampliar las posibilidades que ofrece al casco antiguo, conjugando la necesaria rentabilidad económica a la hora de embarcarse en un proyecto de este tipo con soluciones imaginativas que hagan atractivo el casco antiguo de la ciudad, el lugar en el que reside su esencia.

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