Gran escándalo ayer en la plaza de toros de Cádiz. Se lidiaron novillos de Surga para Quinito y Reverte, que estuvieron lucidos y recibieron muchos aplausos.

En el quinto pidió permiso La Chillona para saltar la garrocha, ejecutando la suerte con gran limpieza. Al tocar los clarines para matar el toro se armó un gran escándalo. La Chillona se empeñó en poner banderillas y los municipales le seguían para detenerlo y llevarlo preso. El toro se arrancó hacia el grupo y puso en fuga a municipales y al perseguido torero. La Chillona se acercó a la presidencia para ponerse de rodillas y pedir perdón. Los municipales pretendieron llevarlo preso y una lluvia de botellas comenzó a caer sobre el ruedo hasta que el presidente ordenó poner en libertad a La Chillona. Algún botellazo se llevaron toreros, picadores y guardias.