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Economía

El anclaje de la pieza se logra en un tiempo récord de 8 días

  • La subestación se ocupa de transformar la energía de las turbinas en otra de alta tensión que va a tierra.

La subestación Andalucía llegó a Alemania, a aguas de Mar Báltico, el pasado 26 de agosto. Había viajado en barco desde Puerto Real durante 14 días. Una vez allí, su instalación en el parque eólico marino de Iberdrola se realizó en tiempo récord. "Sin duda, ha sido el hito más relevante de este año", señala Patricia Salamanca, responsable de la Oficina de Proyecto de Wikinger. "Estimábamos que este proceso duraría unos diez días, pero hemos logrado hacerlo en ocho", añade John Aguirre, jefe de Contratos de Cable.

Lo primero que se colocaron, en una fase previa, fueron los seis pilotes, que son unos tornillos gigantes que se anclan al fondo marino. "Éstos tuvieron que dragarse por dentro para poder meter las patas de la jacket", explica Emilio de la Cerda, ingeniero de Instalación de Cimentaciones. Esta estructura de celosía se unió a esos cilindros con una especie de mortero o cemento, que se dejó curar durante seis días. Por último, y en poco más de 24 horas, se colocó encima la plataforma metálica (topside) que aloja los componentes eléctricos y que está dividida en dos módulos debido a su gran superficie y peso (uno de 2.300 toneladas y otro de 2.100).

A esta estructura es donde llegan los cables de los molinos de viento y de donde sale el cable que va hacia la tierra. Su función es transformar la electricidad que recibe, que es de media tensión, y elevarla a alta tensión para poder darle salida. Del cable de exportación se encarga la empresa 50 Hertz y tendrá una longitud de 75 kilómetros hasta una subestación en la ciudad germana de Lubmin. Sin embargo, del cableado interno del parque se ocupa Iberdrola. "Hasta el momento, hemos tendido 12 kilómetros; están distribuidos por ramales que conectan cinco, seis o siete turbinas, y que van confluyendo hasta desembocar en la subestación", describe Aguirre. En total, cuando estén colocados los 70 aerogeneradores que tendrá Wikinger (de cinco megavatios cada uno), habrá unos 80 kilómetros de cableado interior total.

Durante los dos próximos meses, en la subestación Andalucía se terminarán de realizar todos los ajustes propios de una obra de esta envergadura (explicados en el anterior texto) y permanecerá en stand by hasta finales de 2017 a la espera de que se instalen todos los molinos y se enchufen a su red.

Este parque eólico marino y, por ende, su pieza clave construida en la Bahía de Cádiz, es una gran obra de ingeniería diseñada para que soporte condiciones climatológicas extremas. En esa zona del Mar Báltico se puede enfrentar a olas de hasta 10 metros y a ráfagas de viento de 41 nudos, es decir, de unos 25 metros por segundo (90 kilómetros por hora).

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