Economía

Montoro y los días más controvertidos de su gestión

  • Los últimos acontecimientos en el caso Rato y la polémica intervención del director de Hacienda en el Congreso ponen al ministro de Hacienda en el punto de mira.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está viviendo los peores días desde el inicio de la legislatura, con una gestión que ha sido duramente criticada por la oposición y por los ciudadanos desde su comienzo y con un último asunto, el caso Rato, que marcará profundamente su trayectoria. La investigación abierta por la Agencia Tributaria al que fuera vicepresidente económico del Gobierno Rodrigo Rato ha sumido a Montoro en un situación personal muy desagradable.

El ministro se confiesa enfadado y decepcionado por la manera de actuar de Rato, del que muchos recuerdan que fue el "maestro" de Montoro. El responsable de Hacienda intentó con la comparecencia del director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, el pasado martes en el Congreso de los Diputados, "contrarrestar" la información que se iba publicando sobre la investigación de Rato con los buenos datos del fraude fiscal.

Al final no fue posible. Una expresión coloquial de Menéndez referida a los datos que posee la Agencia Tributaria, "la repera patatera", eclipsó el anuncio de los importantes avances sobre el fraude fiscal. El incremento del 13,5% en el importe obtenido por este concepto en el primer trimestre, el aumento a 715 de los contribuyentes investigados por indicios de blanqueo de capitales (entre los que está Rato) o el hecho de que hubiera 20.000 millones de euros de patrimonio español en Suiza, quedaron en segundo plano ante la irrupción de "la repera patatera".

Pero esta anécdota, que llegó a encabezar la información de la comparecencia incluso en medios de referencia, no ha sido la única que ha habido esta semana en la Cámara Baja.

El debate lingüístico se enriqueció en torno a si lo que siempre había denominado el Gobierno como regularización fiscal extraordinaria era finalmente una amnistía fiscal como denunciaba constantemente la oposición parlamentaria.

La espita la abrió la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, quien llegó a hablar no en una, sino en dos ocasiones y en unos segundos, de amnistía fiscal. De nuevo Montoro se vio señalado al ver cómo un término con el que había pugnado desde el comienzo sobre la "regularización" se venía abajo ante las palabras de una compañera de su propio Gobierno.

El ministro reiteró la tesis que ha expuesto siempre y que consiste en explicar que amnistía significa perdonar y que no se ha perdonado a nadie. Todo ello ocurre cuando el Parlamento es un hervidero pidiendo la dimisión fulminante de Montoro. De momento, el ministro continúa al frente del Ministerio y reitera a sus adversarios que ya se irá cuando se tenga que ir. Asumir el puesto más impopular de un gobierno, ministro de Hacienda, supone un peaje político complicado de sobrellevar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios