Si la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre fue muy mala para lo que se esperaba, la del segundo ha sido todo lo contrario. Se esperaba buena, pero no tanto.

El Instituto Nacional de Estadística reveló este jueves que la ocupación se elevó en 402.400 personas, el mayor incremento desde el segundo trimestre de 2005 y por su puesto el mayor de la crisis, hasta situarse en 17.353.000. Y que el paro se contrajo en 310.400, hasta 5.622.900. En términos porcentuales es la caída más intensa desde 2006 pero en cifras absolutas es la mayor de toda la serie histórica. También es el mayor descenso de la tasa de paro, que baja de golpe 1,45 puntos porcentuales, hasta el 24,47%.

El Gobierno ya puede decir, además, que se crea empleo neto, también si nos referimos de EPA. La ocupación creció en 192.400 personas en los últimos 12 meses, primera tasa positiva en seis años. Y además el empujón corresponde exclusivamente al sector privado, que genera 208.000 empleos frente a la destrucción de 15.600 en el público.

En lo que se refiere al paro, en un año se ha reducido en 424.500 personas, la mayor caída anual desde 1999. En buena parte ello se debe al abandono de la población activa (de ahí que el paro caiga más de lo que se crea empleo) pero en este último trimestre no ha sido así. La población activa subió en 92.000 personas, aunque en el último año la reducción es de 232.000.

En gran parte, la buena evolución se debe a la pujanza del sector servicios y, en concreto, al histórico año turístico. Aunque se crea empleo en todos los sectores menos en la agricultura, los servicios acapara el 94,11% de la nueva ocupación. Además, ésta beneficia más a hombres (275.400) que a las mujeres (127.000). El número de indefinidos crece, por otro lado, en 180.200 personas, pero los temporales lo hacen más, en 207.800, lo que eleva la tasa de temporalidad al 23,95%. Y uno de cada cuatro nuevos empleados lo hace a tiempo parcial, lo que contribuye a incrementar 19 centésimas esta tasa (16,39%)

En Andalucía, el trimestre no ha sido tan bueno. El fin de algunas campañas agrarias, especialmente la del olivar, ha impedido que la región siga la estela de Cataluña, Baleares y Valencia, las comunidades donde más baja el paro y crece el empleo. Aquí el paro se rebaja en una cifra mínima, 3.100 personas, hasta quedar en 1.400.300 (34,74%), y la ocupación se eleva sólo en 18.000, hasta 2.630.700. Para entender este menor empuje, baste un dato: la agricultura destruyó 74.500 empleos por el fin de los contratos temporales asociados a las campañas y los servicios generaron 75.500. En esta evolución, las provincias occidentales, sobre todo Málaga y Huelva, se comportaron mucho mejor que las occidentales.

Los datos no son tan malos si el plazo de análisis se alarga a los seis meses. En lo que va de año, Andalucía ha creado 59.700 nuevos puestos de trabajo, el 27,4% de lo generado a nivel nacional. Pero si el periodo se agranda aún más, el factor agrario deja de tener importancia y Andalucía está en el furgón de cola de la creación de empleo: hay 20.900 ocupados más desde el segundo trimestre de 2012. En términos porcentuales, sólo Navarra, Canarias y Melilla se comportan peor.

Otro dato muy relevante para Andalucía es el hecho de que la gran mayoría de los nuevos empleos creados entre abril y junio (14.500) son trabajadores por cuenta propia. Y de ellos todos en exclusiva son autónomos sin empleado a su cargo. Otro fenómeno, derivado del fin de las campañas agrarias, es que los trabajadores temporales disminuyen en 5.000 personas. Pero los indefinidos rebotan en 6.200 y eso indica un cierto cambio de tendencia, ya que en 2014 son ya 24.200 empleados indefinidos nuevos. Eso sí, en el plazo de un año aún son 45.000 menos.