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Miles de personas dan calor a una salida de etapa histórica

  • Gran seguimiento de gaditanos y visitantes al paso de la ronda ciclista por la capital gaditana La alta temperatura no pudo con el entusiasmo del público en el interior del muelle

El calor eligió el peor día posible para debutar este verano en Cádiz, pero no pudo con los miles de gaditanos y visitantes que se apostaron en los puntos neurálgicos de la etapa de la Vuelta Ciclista a España, la tercera, que ayer partió desde la capital gaditana hacia Arcos de la Frontera. Desde temprano había colas en la verja del muelle para entrar en el recinto portuario y presenciar de cerca la original y atípica salida de etapa que iba a poner a Cádiz en un lugar especial dentro de las anécdotas de la historia de la ronda ciclista. Imponía el portaaeronaves 'Juan Carlos I', emblema de la Armada Española, de cuyas entrañas iba a partir la serpiente multicolor. "¿A que nunca has estado en un sitio como éste para una salida de etapa?", preguntaba el speaker de la Vuelta al ciclista Samuel Sánchez. Y es que los participantes, asombrados, no paraban de hacerse fotos ante el buque, no en vano estaban prestos a vivir una experiencia única en sus respectivas carreras profesionales.

Diferentes expositores comerciales ayudaban a matar el tiempo antes del inicio de la etapa, retrasada en su salida veinte minutos con respecto al horario anunciado. El sol de justicia provocó más de una lipotimia con necesidad de atención médica. Hasta sombrillas de playa se vieron en el muelle, ante las moradas vallas que en primavera lucen en la carrera oficial de la Semana Santa. Se repartían bebidas refrescantes, que mitigaban el calor, y desayunos ofrecidos por una cadena alimentaria. Furgonetas con productos oficiales de la Vuelta hacían literalmente su agosto tanto dentro del puerto como en el exterior. Fuera, hubo público que prefirió ver el espectáculo desde la sombra que ofrecía la plaza de San Juan de Dios, con sus terrazas llenas de público especialmente cuando acabó la salida y el gentío que se dio cita en el muelle cruzó la avenida del Puerto. En la calle Plocia, los bares estaban repletos cuando los curiosos acudieron a refrescarse. Llenas estaban también las azoteas de la Casa del Mar y el edificio de la Aduana, además del tejado del Palacio de Congresos.

"Vamos a ver el ambiente" es una de las frases típicas que usan los gaditanos en ocasiones como la de ayer, aunque muchos no hayan seguido en su vida una etapa ciclista ni por la tele. Al fin y al cabo, ser o no aficionado al ciclismo era un dato irrelevante ante un hecho curioso, para recordar y enorgullecerse de que la ronda ciclista otorgara a Cádiz la oportunidad de promocionarse. Y eso que la espera fue larga en comparación con el tiempo del paso del pelotón, a pesar de que los ciclistas no se emplearon a fondo por las calles de la ciudad. "¿Ya está?" fue la pregunta más escuchada, sobre todo en boca de los menos duchos en esta disciplina deportiva.

El público esperaba en la Cuesta de las Calesas ocupando principalmente la acera cercana a la estación de trenes, la que ofrecía sombra. Tras el repecho de esta vía, los ciclistas se dirigieron a un Paseo Marítimo que no contó con el protagonismo de la salida. Aún así, esto no fue óbice para que una gran cantidad de personas se comenzara a posicionar desde la rotonda de Cornelio Balbo antes de que pasara el pelotón. A la búsqueda de la sombra el público ocupaba el arcén e incluso arañaba metros al asfalto. El ansia por ver el paso del pelotón hizo que las personas presentes estrecharan la carretera situándose en el medio y dejando un solo carril al empezar el Paseo Marítimo a la altura del baluarte de San Roque. La falta de costumbre a la hora de presenciar una etapa ciclista a punto estuvo de provocar un importante percance a la altura de la plaza Asdrúbal. Allí, muchas personas abandonaron la acera y quisieron cruzar la calzada cuando pasó el último ciclista, sin saber que detrás venía la amplia caravana de coches auxiliares que llevan los deportistas. Hubo momentos de tensión acrecentados por el insistente sonar de los cláxones de estos coches para que el público despejara la vía.

Las altas temperaturas contribuyeron a que la afluencia de personas en el Paseo Marítimo no se produjera hasta casi la hora oficial de paso. Y es que 30 minutos antes de que los ciclistas recorriesen el Paseo Marítimo poca gente se agolpaba en las aceras. En tan sólo cinco minutos el Paseo Marítimo se llenó de público que no dudó en vitorear cuando veían a uno de los grandes del pelotón pasando a su lado.

"Hay más gente que en los Reyes Magos" o "Echad caramelos" eran los primeros comentarios que demostraban la alegría que suponía esta ocasión excepcional para el público de Cádiz presente en el Paseo Marítimo. El centro de la Cruz Roja en la zona de la playa de Santa María colocó asientos en la calle para que las personas a las que atienden pudieran presenciar el paso de los ciclistas. Fueron las primeros en sacar pancartas de apoyo a los corredores. "¡Pedalea, pedalea!" y "Ánimo, campeones" se podían leer en dos de los carteles que sostenían varias personas. "Venga, que hay que animar", comentaban varias de las cuidadoras del centro. A lo que las personas sentadas respondían con agitados "vamos, vamos" a cualquier coche o ciclista amateur que pasara minutos antes de que el pelotón se hiciera presente.

Poco bañador entre el público, lo que hacía prever que la gente que había llegado hasta allí iba a tiro hecho. Así como mucha cámara fotográfica. Ello contrarrestaba con el poco ambiente que presentaba en aquel momento la playa de Santa María del Mar y de la Victoria, absolutamente eclipsadas por el paso de la Vuelta Ciclista a España que dejaba la ciudad camino de Arcos alrededor de la una de la tarde.

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