Ion Izagirre (Movistar) logró la primera victoria española en el Tour al imponerse en solitario en la vigésima etapa disputada entre Megéve y Morzine, de 146 kilómetros, en la que Chris Froome retuvo sin apuros el amarillo para sentenciar su tercer título.

Gloria para Izagirre, campeón de España en contrarreloj, un gigante en el ascenso del Joux Plane, bajo la lluvia, y un meteoro en la bajada, donde jugándose el tipo soltó a Jarlinson Pantano y a Vincenzo Nibali, que lo siguieron en la meta a 19 y 26 segundos, respectivamente.

Emoción y sonrisa de oreja a oreja para Froome, virtual vencedor, quien llegó al abrigo de su equipo a 4.15 del ganador, disfrutando ya de una tercera victoria que coloca al ciclista de origen keniano en el tercer escalón de la historia junto al belga Philippe Thys, al francés Louison Bobet y al estadounidense Greg Lemond.

Una jornada que no cambió la general en los puestos secundarios, por lo que Romain Bardet (Ag2r) y Nairo Quintana (Movistar) acompañarán a Froome en el podio de París. Alejandro Valverde terminará como primer español, sexto a 6.16, y Purito Rodríguez lo sigue a 6.58. Los viejos rockeros nunca mueren.

Cuando ya se temía que el ciclismo español se marcharía de vacío en este Tour, llegó in extremis la hazaña de Izagirre. El de Ormaiztegi, de 27 años, enlazó en la subida del Joux Plane con Alaphilippe, Pantano y Nibali, y luego los fulminó bajando. No escatimó riesgos y su valentía le permitió lograr la etapa más importante de su vida.

En la última etapa real del Tour -hoy espera el desfile de Froome en París-, todo el mundo tenía en mente el ascenso y descenso del coloso Joux Plane, con la cima a 12 kilómetros de la meta de Morzine. Más adelante, con lluvia y niebla, empezó la batalla en la cabeza. Una batalla interesante por la etapa, que no por la general, pues los favoritos firmaron un pacto de no agresión. Todos se conformaban con su puesto en la general.

El Joux Plane fue un espectáculo. Primero por el duelo entre Alaphilippe y Pantano. El primero se dejó la piel, pero no tuvo forma de soltar al colombiano.

A ellos se unió Nibali. El italiano atacó a cuatro kilómetros de la cima y presentaba credenciales para una de sus bajadas. Olía a victoria siciliana. Pero llegó Izagirre, se unió al trío y tomó la iniciativa cuesta abajo.

El campeón de España en contrarreloj se tiró en busca de la meta de Morzine, abrió un hueco de un puñado de segundos y ya no lo volvieron a ver. El guipuzcoano saltó al historial del Tour con su primer triunfo.

De paso alivió el ambiente del equipo Movistar, que no logró el sueño amarillo de Quintana, pero que al menos se lleva el consuelo de una etapa y de la general por equipos. Por su parte, Izagirre adorna su palmarés con una etapa en el Giro, la Vuelta a Polonia de 2015 y el título de campeón nacional en ruta de 2014.