Una de las claves del regreso del Cádiz a Segunda División A -denominada a partir de la próxima campaña LaLiga2- radica en el compromiso de una plantilla que entregó hasta la última gota de sudor en pos de un objetivo convertido en realidad a base de mucho sacrificio y de saber asimilar los conceptos transmitidos por Álvaro Cervera. No es un tópico. Todos pelearon hasta la extenuación. Los jugadores se rearmaron tras un irregular campeonato de Liga y, cuando el liderato era imposible de alcanzar y la cuarta plaza era el único asidero al que agarrarse, empezaron a prepararse a conciencia para las tres durísimas batallas que les quedaba por delante. Al final rompieron la barrera particular nunca superada por el Cádiz, que nunca había ganado más de una eliminatoria en una sola temporada, y la general que reflejaba que ningún equipo que había llegado al play-off (el modelo actual) como cuarto clasificado en el torneo de la regularidad nunca había conseguido subir a la categoría de plata. El equipo amarillo es el primero en lograrlo. Es algo que queda para la historia de las fases de ascenso.

Mientras Cervera inoculaba a sus hombres la dosis precisa para las seis batallas definitivas, el club también se movía con habilidad para tener motivados a los jugadores al cien por cien. El presidente, Manuel Vizcaíno, no ofreció primas por ascender pero sí renovó contrato a toda la plantilla. Había jugadores con contrato en vigor pero otros, que terminaban su vínculo laboral con el club el 30 de junio -mañana jueves-, firmaron la renovación antes de que acabara la Liga. La única excepción fue la de Nana, a quien el Cádiz no pudo ampliar su contrato por problemas administrativos.

La medida aplicada por el club dio el mejor resultado posible. Era muy complicado subir porque nunca antes lo había hecho nadie desde el cuarto puesto y por la imagen que había ofrecido el equipo durante el curso. El tiempo le dio la razón al secretario técnico, Enrique Ortiz que dijo que no era lo mismo competir en la Liga que en el play-off. El equipo afiló el colmillo competitivo para la fase decisiva y no sólo no falló sino que ganó cinco partidos y empató uno. Nunca fue por debajo en ningunas de las tres rondas. Esa fue una de las claves, como lo fue también la motivación y la seguridad laboral con la que los jugadores afrontaron el play-off al saberse todos renovados, con las excepciones de Pol Ballesté, Aridane, Álvaro García y Lolo Plá, que jugaron como cedidos en el Cádiz y ahora vuelven a sus clubes de origen. El portero regresa al Málaga, el defensa al Granada, al igual que el extremo zurdo, y el delantero al Benfica. En el caso de Pavez, está cedido por dos años por el Colo Colo chileno -le quedaría uno más-. El resto, todos con contrato. Algunos ya lo tenían en vigor para el año próximo como Servando, Juanjo, David Sánchez, Abel Gómez, Salvi y Carlos Calvo. A ellos se unieron Alberto Cifuentes, Xavi Carmona, Andrés Sánchez, Migue, Mantecón, Fran Machado, Despotovic, Jandro y Dani Güiza. El jerezano ya hubiese renovado de manera automática por el ascenso.

A todos ellos hay que sumar los seis jugadores cedidos que son propiedad del Cádiz. Regresan Guille Lara (cedido en el Llosetense), Jon Ander Garrido y Kike Márquez (Racing de Ferrol), Hugo Rodríguez (Pontevedra), Zafra (Villanovense) y Canario (Balona). Tomás tiene un año más de cesión en el Granada B.

Entre los que ya tenían contrato en vigor, los renovados antes del comienzo de la fase de ascenso y los que regresan tras su periodo de cesión, en la actualidad son 22 los futbolistas que engrosan la plantilla cadista: Alberto Cifuentes, Xavi Carmona, Juanjo, Servando, Migue, Andrés Sánchez, Mantecón, David Sánchez, Abel Gómez, Fran Machado, Salvi, Jandro, Carlos Calvo, Dani Güiza, Despotovic, Guille Lara, Garrido, Kike Márquez, Hugo Rodríguez, Zafra y Canario, además de Pavez, a quien le resta un año más cedido en el conjunto amarillo. Muchos de ellos no continuarán la próxima temporada en Segunda División A y otros que quizás tendrían sitio, como Aridane, Álvaro García o Lolo Plá, estaría a expensas de la negociación con sus clubes de origen y su cotización sube como la espuma, sobre todo en el caso del central, por el que ya empiezan a pelearse equipos de LaLiga2. Los gestores deportivos del club, Quique Pina y Juan Carlos Cordero, afrontarán en las próximas semanas la misión de confeccionar un plantel competitivo para la categoría de plata que además ilusione a la afición. Se producirán numerosas bajas -en forma de rescisión o de cesión- y llegarán jugadores con experiencia en esa división e incluso en Primera. Es otra historia. Las plantillas en la Liga de Fútbol Profesional (LFP) pueden ser hasta de 25 futbolistas y no hay obligación de tener sub'23. En el acta de cada partido caben 18 jugadores por equipo y no los 16 de Segunda B.

La limpieza de la plantilla es un hecho porque el club necesita dar un salto para estar a la altura de los nuevos retos. Pero es tiempo de espera mientras Pina y Cordero se hacen con las riendas de la parcela deportiva.