El Getafe ganó al Villarreal y ahondó en la herida del conjunto de Marcelino García Toral, que, después de un inicio de curso espectacular, encadena una mala racha de resultados con una sola victoria en los últimos siete encuentros.

El equipo de Fran Escribá, con el descenso al acecho, necesitaba dar un puñetazo encima de la mesa para acabar con una serie de cuatro partidos consecutivos sin ganar. No lo iba a tener fácil, porque enfrente tenía a un equipo necesitado que llegó a la cita instalado en un periodo de letargo inesperado.

Sin embargo, esa necesidad no afectó al control del Getafe, que fue casi total. Apenas dio tregua durante el inicio del choque y después, controló todas las facetas del partido con el abrelatas Lafita, el encargado de romper la resistencia del Villarreal con un gol y una asistencia.

Escribá ganó el duelo de pizarras con un cambio táctico que rompió los esquemas del Villarreal para dar con la tecla del buen juego. Y es que el técnico madrileño cumplió e hizo variaciones tal y como anunció en la víspera del choque. Por primera vez en la temporada, sacó desde el inicio a dos delanteros, Álvaro Vázquez y Scepovic, con la intención de buscar más mordiente en la zona de arriba.

Precisamente eso le faltó al Villarreal, lastrado por las bajas de sus jugadores de arriba. Tras una arranque con intenciones, murió todo el ímpetu castellonense, que, desde entonces, fue superado por el Getafe.

Con Sarabia muy acertado en los metros finales y con unos buenos cimientos formados por Lacen y Juan Rodríguez, el Getafe comenzó a construir ocasiones de gol que pudieron hacer un verdadero roto al Villarreal.