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Último adiós a Rafael Ballester, inventor de la tanda de penaltis

  • El que fuera directivo del Cádiz falleció el pasado domingo, día doblemente triste para el cadismo Su idea se estrenó en el Trofeo Carranza de 1962

El pasado domingo resultó un día especialmente triste para el cadismo, que no solo vio cómo su equipo se quedaba un año más sin ascender sino que además perdió a una figura señera al producirse el fallecimiento a los 87 años de Rafael Ballester Sierra, quien fuera directivo del Cádiz CF. En cualquier caso, su gran aportación al fútbol llegó gracias a su condición de inventor de la tanda de penaltis como método de desempate. Como homenaje póstumo, hoy publicamos un artículo escrito años atrás por Juan Sevilla, historiador del club amarillo.

Desde que se produjo la unificación de las reglas del fútbol allá por el año 1863, cuando los partidos de eliminación directa llegaban al final del tiempo reglamentario con tablas en el marcador se disputaba una prórroga con la que tratar de resolver dicho empate. Si transcurrido este tiempo añadido aún persistía el empate en el marcador, las reglas dictaminaban la celebración de un nuevo encuentro, el partido de desempate, el replay para los ingleses, el cual se disputaba uno o dos días después, con prórroga si hacía falta. Pero, ¿y si después de alargar de forma tan considerable el tiempo reglamentario de un partido la igualada no se rompía?

En determinados torneos se decidió resolverlos por sorteo, lanzando una moneda, eligiendo entre dos papeletas (ganador y perdedor), etc. Así ocurrió en la Eurocopa de 1968, donde Italia superó a la Unión Soviética mediante el lanzamiento de una moneda.

En torneos de corta duración, como el Trofeo Ramón de Carranza, el partido de desempate era algo impensable y el sorteo era considerado muy injusto. Por ello, desde las primeras ediciones del Carranza se trató de encontrar alternativas. Así, en la edición de 1958 quedó establecido en el reglamento del torneo que en el caso de finalizar la prórroga con empate se adjudicaría la victoria el equipo que hubiera sumado menos córners en contra durante la prórroga. Este sistema no era del total agrado de los organizadores por lo que en la edición de 1962 se le encomendó al aficionado cadista Rafael Ballester encontrar una fórmula más justa y ecuánime.

Tras darle muchas vueltas, Ballester ideó el siguiente procedimiento: Un equipo lanzaría cinco penaltis, para a continuación hacer lo mismo el rival. Se proclamaría vencedor quien mayor número de penaltis anotara. En caso de nuevo empate, habría una nueva tanda de cinco lanzamientos hasta decidir el vencedor.

No hubo que esperar mucho. En el encuentro final de aquel Trofeo Carranza de 1962, Barcelona y Zaragoza llegaron a los 90 minutos reglamentarios sin que se moviera el marcador. Seguidamente se disputó la prórroga. Muy pronto, a los tres minutos, Marcelino anotaba para los maños, pero Cayetano Ré igualaría el marcador para el Barcelona casi llegando al final de la prórroga. Por vez primera en la historia del fútbol se iba a aplicar la fórmula de Rafael Ballester para decidir el campeón de un torneo.

El delantero maño Duca tuvo el honor de ser el primero en ejecutar y hacer gol en una tanda de penaltis. A continuación Seminario y Yarza marcaron, pero Lapetra y Santamaría fallaron. Por el Barcelona Benítez y Cayetano Ré anotaron los dos primeros lanzamientos, mientras Camps y Cubilla fallaron los suyos, para finalmente un presionado Gracia conseguir el empate.

Se afrontó una segunda tanda en la que los azulgranas convirtieron los cinco lanzamientos. El Zaragoza inició de nuevo su turno con Duca, pero en esta ocasión el delantero no tuvo igual fortuna al lanzar el penal fuera, proclamándose campeón el Barcelona del Trofeo Carranza.

Rafael Ballester trasladó a la FIFA su idea, prometiendo esta estudiarla en el futuro. Pero fue un árbitro alemán, Karl Wald, quien la hizo suya en 1970 y la trasladó a la Federación Alemana de Fútbol, que tras mucha reticencia la aceptó para posteriormente hacerlo también la FIFA y la International Board.

El primer campeonato importante resuelto de este modo fue la Eurocopa 1976 entre Checoslovaquia y Alemania Federal. Checoslovaquia venció en la tanda de penaltis, con el célebre penalti de Antonin Panenka. En un Campeonato Mundial, la primera tanda de penaltis fue en el Mundial de España 1982. En semifinales, Alemania Federal eliminó de este modo a la Francia de Platini. En 1994, en Estados Unidos, por vez primera se decidió un Mundial mediante este procedimiento, con Brasil superando a Italia tras el recordado fallo de Roberto Baggio.

Pese a que la paternidad de la idea del gaditano Rafael Ballester está más que demostrada, internacionalmente el reconocimiento se lo ha llevado injustamente el alemán Karl Wald, que ha sido hasta felicitado por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. El presidente del Cádiz CF Antonio Muñoz supo hacerle un reconocimiento a nivel local en el verano de 1995, nombrándole pregonero de la 41ª edición del Trofeo Ramón de Carranza. El fútbol mundial aún está en deuda con Rafael Ballester.

El pasado domingo resultó un día especialmente triste para el cadismo, que no solo vio cómo su equipo se quedaba un año más sin ascender sino que además perdió a una figura señera al producirse el fallecimiento a los 87 años de Rafael Ballester Sierra, quien fuera directivo del Cádiz CF. En cualquier caso, su gran aportación al fútbol llegó gracias a su condición de inventor de la tanda de penaltis como método de desempate. Como homenaje póstumo, hoy publicamos un artículo escrito años atrás por Juan Sevilla, historiador del club amarillo.


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