Si Leo Messi es el termómetro del Barcelona, los dos hat-trick consecutivos del argentino elevaron la temperatura de un equipo azulgrana que hasta ahora se había mostrado algo frío.

Seis goles y dos récords en tres días, ya que el delantero se convirtió entre sábado y martes en máximo goleador de la historia de la Liga española, con 253 tantos, y de la Liga de Campeones, con 74. "Messi es el Dios del Barça y el que no lo entienda así vive en otro mundo", tituló ayer el diario Sport. "El Barça de Luis Enrique crece y Messi no pone límites a su leyenda", dijo Mundo Deportivo.

El argentino reaccionó con furia a la catarata de rumores surgida la pasada semana con sus declaraciones al diario argentino Olé, en las que dejó abierta la posibilidad de salir del Barcelona.

El delantero llegó con sus goles al rescate de un Barcelona que sufría un ataque de ansiedad, un estado probablemente cercano a la depresión. Sus dos derrotas consecutivas en la Liga, ante Real Madrid y Celta, alimentaron las sospechas sobre el nuevo proyecto de Luis Enrique al frente del Barcelona. La sufrida victoria 1-2 en casa del modesto Almería avivó el fuego de la duda. En ninguno de esos encuentros marcó Messi.

Fue un periodo en el que las cámaras de televisión se esforzaron en encontrar claves sobre el rendimiento del futbolista. Volvieron las escenas de las arcadas, del Messi mirando al suelo... Hoy el análisis es otro. "Cuando el número 10 funciona, el Barça gana. Así de claro, así de sencillo. Es el valor de tener un crack indiscutible, incomparable, excepcional", argumentó Sport, que no oculta la Messidependencia que tiene el equipo azulgrana.

Efectivamente, el Barcelona creció en la última semana agarrado al rendimiento de su gran estrella. En dos partidos, Messi subió la temperatura de un equipo en el que se atisbaron progresos. "Me quedo con una impresión maravillosa de lo que ha sido el equipo. A este nivel ya no sólo es difícil ganarnos, sino crearnos problemas", aseguró su entrenador, Luis Enrique, tras el partido ante el Apoel.

El argentino mejoró al Barcelona y ahora sólo falta por ver si los saludables signos externos se consolidan. El calendario ofrece tres próximos partidos para emitir un diagnóstico más fiable: Valencia y Espanyol en Liga y París Saint-Germain en Liga de Campeones, con el liderato del grupo en juego.