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Bendita locura para despedir la jornada

  • Impresionante partido de Paquito Navarro y Grabiel

Lo de la segunda semifinal de ayer es, a la vez, fácil de narrar y difícil de explicar. Paquito Navarro está llamado a ser algo grande en el pádel. Para él es una pena que la temporada esté llegando a su fin porque está terminando la campaña de una manera espectacular, con un juego fluido, divertido, alocado y práctico, siempre acompañado de un inconmensurable Maxi Grabiel, sobrio y sin fisuras.

Si la primera semifinal se destacó por las cosas bien hechas y el encorsetamiento, la segunda fue una locura, con una rapidez en el juego impresionante, sin guión, sin pautas, sencillamente impresionante.

Y es que el partido de la revancha ya prometía y así lo reflejaba la grada. Estos cuatro jugadores hace muy pocas fechas cambiaron de pareja, unos por otros, y eso se veía en el primer partido que ambas parejas protagonizaban desde que esto ocurriese.

En el primer set hubo de todo, pero con el 2-2, Navarro y Grabiel rompieron el servicio de Allemandi y ahí, prácticamente, finiquitaron la manga porque tuvieron una gran solidez en su saque y el set, que no paraba de ser trepidante, navegaba entre las ganas de Lamperti de entrar en el partido y la obligación de los campeones en Valencia sobre el argentino Allemandi, que se defendía como bien podía.

Seis a cuatro y a la buchaca ante el clamor del respetable, que no paraba de levantarse y aplaudir a rabiar la mayoría de los puntos disputados.

El segundo set comenzó con Paquito Navarro endiosado, enorme, resolutivo y divertido. En el primer juego volvieron a romper el saque de derechas de la pareja rival y, aunque Lamperti no paraba de buscar la manera de entrar, la rapidez contraria le impedía el acercamiento. Fue un claro 6-1. Ayer Paquito Navarro se despidió de la cancha indicando los vellos de punta que se le habían puesto con la aclamación popular. Y es que fue el mejor de todos.

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