Después de un largo camino por el desierto de Argelia que les llevó, por tierra y aire, desde los campamentos de refugiados de Tinduf hasta el aeropuerto de Málaga, los más de treinta niños saharauis que a lo largo de este verano convivirán con las familias de acogida llegaron ayer por la mañana a Chiclana.

Aunque con un enorme cansancio acumulado por el largo viaje realizado, niños y familias, en su mayoría, se reencontraron después de doce meses en los que han mantenido contacto por teléfono o a través de las cartas enviadas con las personas que se desplazaron a finales de 2008 y principios de 2009 hasta los campamentos.

Fue un reencuentro de emociones y posible, un año más, a la solidaridad que un gran número de familias de la localidad y de otros puntos de la provincia (Vejer, Barbate, Conil, etcétera) han decidido mantener pese a la situación de crisis y desempleo que existe y que ha dificultado, más si cabe, la acogida a nivel nacional de la totalidad de niños saharauis destinados a España, en torno a 8.500, para participar en el programa Vacaciones en Paz.

A lo largo de este tiempo de vacaciones que se inició ayer y que concluirá a final de agosto, los niños, además de escapar del intenso calor que en esta época del año se sufre en la zona del desierto argelino en la que se asientan los campamentos (más de cincuenta grados centígrados a la sombra), van a tener la oportunidad de mejorar su salud gracias a una alimentación más completa y equilibrada y a las revisiones y tratamientos médicos que recibirán.

Asimismo y, según se destaca en la relación del proyecto Vacaciones en Paz, los niños tendrán la oportunidad de enriquecer sus conocimientos del español y favorecer los lazos, históricos, entre el pueblo saharaui y el español.

Asimismo, a lo largo del verano y como ya es tradicional, los niños y sus familias de acogida disfrutarán de diversas actividades entre las que se encuentran las visitas al parque acuático o la convivencia en la playa de La Barrosa.