-¿A qué edad empezaste a bailar y cuáles fueron tus primeros pasos en el mudo del flamenco?
-Desde muy pequeña bailaba en las ferias y en mi casa, sin saber nada de flamenco. Según me cuenta mi madre, cuando yo era muy pequeña cogí una toalla y me puse a bailar como si fuera un mantón o una bata de cola. A los cuatro años mi madre me apuntó en la escuela del colegio y allí empecé a bailar y a partir de ahí fui encadenando una serie de academias de la provincia hasta llegar a la de Antonio 'El Pipa', en Jerez.
-Para una niña pequeña es difícil compaginar los estudios y el baile. ¿Cómo pudiste llevar las dos cosas a la vez?
-Bueno, yo pude compaginar los estudios primarios, secundarios, bachillerato y selectividad con las academias y el conservatorio. De hecho tengo la carrera de Danza Española y acabo de graduarme en Pedagogía de las Artes Visuales y Danza por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Pero fueron unos años duros, porque tenía que estar siempre ensayando mientras que, en muchas ocasiones, mis amigos jugaban.
-¿Has pensado alguna vez en dejarlo?
-Por supuesto, muchas veces tengo ganas de descansar y centrarme en otras cosas, en especial en momentos de agobio y de presión. Pero el baile me ha dado todo, alegrías y penas. No concibo una vida sin bailar, podríamos decir que es el 'amor de mi vida'.
¿Qué es para ti el flamenco?
-Para mi el baile flamenco lo es todo, representa todo lo que soy y gracias a él he podido vivir una vida muy intensa. El trabajo del bailaor va por dentro, hay que tener sentimiento y nunca bailas todos los días igual. En otros trabajos las personas están acostumbradas a tener una rutina, pero nosotros no, cada día es como una aventura nueva.
-Muchos te conocen por tu papel en la película de Lola Flores, en la que interpretaste a una adolescente Lola. ¿Cómo fue la experiencia?
-Increíble. Me presenté con 13 años a unas audiciones que se celebraron en Jerez, Sevilla y Madrid y me eligieron a mí. Fue una experiencia maravillosa, de las mejores que he tenido, porque interpretar a una grande como Lola Flores es un orgullo para todos los que nos dedicamos al flamenco.
-¿Qué se siente al trabajar con una actriz como Gala Évora?
-Fue muy buena compañera, te daba muchos consejos y te transmitía seguridad y confianza, además muy buena persona.
-¿Notaste que aumentaron las ofertas de contratos tras el estreno de la película?
-Empezaron a salir contratos, sobre todo bailando. Con 16 años entré en el Centro Andaluz de Danza y además me llamaban de muchos festivales de Jerez y de Sevilla, pero siempre llevando mis estudios al día.
-Con 18 años te instalas en Madrid para estudiar pedagogía. ¿Qué giro da tu carrera como bailaora en la capital?
-Cuando me voy a Madrid entro a bailar en la compañía de Sara Baras y estuve dos años con ella, luego entro a bailar en la compañía de María Pagés, pero comenzaron a llamarme para actuar en solitario y dejé las compañías. Aunque he de decir que en ambas he podido bailar en los mejores escenarios del país y para personalidades muy conocidas.
-¿Actualmente en qué estás trabajando y cuáles son tus futuros proyectos?
-Pues vivo en Madrid y estoy trabajando en los tablaos de la capital, siempre bailando. El 23 de septiembre bailo en el Teatro Quintero de Sevilla representando el espectáculo 8 letras, 8 palos. Hay autobuses que saldrán desde San Fernando, Chiclana y Cádiz para que mis paisanos puedan disfrutar y desplazarse sin problemas.
-¿Encuentras dificultades para lleva una vida personal estable con tanto trabajo?
-Es muy difícil. En especial, llevar una relación de pareja es complicado, ya que estoy mucho tiempo de gira y trabajando. La persona que esté conmigo tiene que saber que el flamenco es una parte de mi vida y tiene que aceptarlo. Aunque me quedo con mis padres y mis amigos que siempre están apoyándome.
-¿Has echado de menos Chiclana mientras has estado fuera?
-Yo soy muy chiclanera, me encanta mi ciudad y sobre todo el olor que tiene. Cuando llego de Madrid siento como si estuviera en mi paraíso personal y bajo siempre que puedo. Mi aspiración personal es poder acabar viviendo en mi tierra.
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