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Carnaval

Poesía, humor y corazón en un pregón magistral

  • El versonauta Jorge Drexler triunfa en San Antonio con un espectáculo nacido del cariño y que llevó a cabo rodeado de amigos y grandes artistas como Kiko Veneno o Javier Ruibal

Cuando se hacen desde el cariño, las cosas grandes se hacen enormes y las enormes, inmensas. Es lo que ocurrió con el pregón de Jorge Drexler, un espectáculo que derrochó poesía, humor y mucho, muchísimo cariño. Una obra magnífica sin dejar de ser sencilla, basada en la palabra y la música de un artista uruguayo que se volcó con la ciudad y que supo rodearse por un grupo de colaboradores de lujo, como Kiko Veneno, Pitufo Lombardo, Javier Ruibal o la comparsa de Bienvenido. Una declaración de amor en toda regla a una ciudad que, confiesa, le ha conquistado.

El guión nos descubrió la historia del versonauta Drexler, que junto a su tripulación llegó a Cádiz atraído por la fuerza imparable de sus versos, en busca del origen de aquella compañía conocida como La Gaditana que inspiró a las murgas de Montevideo. "Permitan que me presente: yo soy el capitán Drexler, un versonauta uruguayo, que a base de error y ensayo va viajando por el cielo llevado por el anhelo de encontrar la raíz profunda, el origen de la murga que cantó mi bisabuelo". 

Tras la primera canción, Los versonautas, salió a escena el contrapunto humorístico del pregón, el agente encarnado por El Gómez, con la perfecta dicción del cuarteto clásico. Y rimado, por supuesto. En su diálogo con el agente, no dudo Drexler en soltar un tirito a los que han puesto en duda el acierto de su designación, "no entiendo la situación, yo no sé a que viene ésto... Me llaman para el Pregón, pero...se ve que molesto!". Voces que, como el agente Gómez, se han cuestionado la valía de un artista que sí, tendrá un Oscar, pero "¿no hay aquí chirigoteros? ¿qué es lo que ha sacao este?". 

Tras la introducción humorística, comenzó el pregón propiamente dicho, una verdadera declaración de amor del uruguayo, con golpes de genio. "Quiero que guardes de mí el cariño más sincero, Cádiz, que me llames, quiero,por el nombre que me otorgues. Jorge, Gorgue, Gorge, Horgue, mejor aún: Pregonero". 

Narró, a continuación, la historia de la compañía La gaditana que, según se dice, fue la que originó las primeras murgas de Montevideo. "Y a la primera moneda que cayó en aquel sombrero aquella cálida noche de febrero yo quiero dedicarle esta canción, lo que compró era un latido sin el cual qué hubiera sido de nuestro corazón". 

Muestra del Carnaval de Montevideo a cargo del grupo del Pitufo Lombardo. Pregunta el Gómez que cómo puede gustarle lo de aquí, teniendo allí tanto ritmo. Para el pregonero los gaditanos "tienen el don del remate de la gracia, la ironía, de cambiar un pasodoble sobre la marcha, en el día. Y yo como Versonauta mire, me saco el sombrero y lo llamo por su nombre digo, dos puntos: salero".

Intervención de la comparsa de Jesús Bienvenido, que interpreta una tanda de cuplés. Tras ellos, Drexler apunta al Carnaval en la calle, "donde se aprende al detalle la expresión por amor al arte". Da pie a la entrada de Kiko Veneno, en su papel de superhéroe del verso, representación del ingenio callejero. Continúa el pregonero su carta de amor a Cádiz y su gente, a su música, su cultura y por supuesto a su Carnaval. 

"En cada piedra un suspiro, un latido intermitente, Cádiz es mezcla de mezclas, la pureza está en su gente. Los que han abierto su casa, para que venga en febrero, con el orgullo y la suerte de ser, hoy, su pregonero. Y como el verso es mi casa, yo aquí no soy forastero. Mi patria es mi lengua y yo, ninguna otra patria quiero". 

Recta final con los acordes de Todo se transforma, una de las canciones más conocidas del uruguayo. Muy bonito, sí -apunta el Gómez- pero ¿no tiene nada que suene un poquito más a Cádiz? Para complacerle se sirve de su amigo y también pregonero Javier Ruibal, para interpretar a dos voces un tanguillo con la conocida música de Los anticuarios. 

A mi me va el cachondeo

y aunque he nacido en Montevideo

no pienses que soy un lacio 

como  aquel tipo del Selu

y a enamorarte despacio

por Carnaval  vengo yo

Del Río de la Plata

te traigo niña

un barquito velero en dónde dice          

¡Viva la viña!

Que febrero me queme 

en el corazón 

de las Puertas  de Tierra

al Corralón 

Soy el "Pregonero 

del Año  la Crisis"

y con mi apellido  

lo tengo difícil 

"Gorgue ,Chester, Filter..."

o como prefieras

pero  yo me muero 

porque tú me quieras 

No creas que ha sido fácil 

lidiar con la levantera 

para llegar a tu puerta 

y rendirte mi bandera

Perdí las musas y el cielo 

y hasta aquella estatuilla 

la que me dieron los gringos

por tu cariño la enterraría 

al fondo de La Caleta 

y yo contigo por la Bahía

El agente Gómez cae rendido, como todos en la plaza, ante los encantos del tanguillo, y no tiene dudas. "Dame un abrazo, hermano porque tengo la certeza de que tú eres gaditano de los pies a la cabeza". Debe morir el pregón y nacer el Carnaval, comienza la despedida no sin antes irterpretar Cái creo que caí, que quedará como el himno de este pregón. Se acaba su momento, la calle espera: “Píntense de mil colores, dejen que el júbilo estalle, señoras y señores, ¡¡El Carnaval está en la calle!!”. Y así, al ritmo de los tambores, rodeado de amigos y emocionado, Jorge Drexler se despidió de Cádiz con la promesa de volver como tantas veces, a disfrutar de sus encantos, de las calles, de romanceros y chirigotas. Y así, con ambiente de fiesta, concluyó un pregón magnífico, sencillo y de corazón. 

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