Noche de miedo para la comparsa. Los gitanos de El Puerto y la sevillanas de 'La niña' montaron una fiesta flamenca en el reino de unos príncipes del mal que no asustaron tanto como se esperaba. La nueva apuesta de Juan Carlos Aragón ofreció una atractiva puesta en escena y un repertorio muy metido en el tipo de diablos con un toque macarra dispuestos a demostrar que "no hay demonio más grande que el hombre". La poesía de Juan Carlos ganó un aire canalla y el grupo lo defendió bien en conjunto, al margen de algún que otro exceso. Sin embargo, y esto no es nuevo, su primer pase no acabó de convencer, visto siempre desde el punto de vista de la máxima exigencia. Les falta un pellizquito que levante al público, demasiado frío hasta en el averno que gobiernan estos príncipes tenebrosos.

En este infierno de coplas el calor lo puso la comparsa de los gitanos de El Puerto, que montó una buena fiesta flamenca entrada ya la madrugada. Reforzados con voces privilegiadas como la del cantaor jerezano Ezequiel Benítez, los gitanos derrocharon fuerza y compás para compensar la falta de unas letras más potentes. Como siempre, lo dieron todo en el escenario y el Falla supo premiarles por ello.

En una noche con protagonismo absoluto de las comparsas también destacó el grupo jerezano en manos de Luis Ripoll, potente y bien afinado, y la sorprendente comparsa mixta de Sevilla 'La niña', que mejora cada año. Su homenaje en clave flamenca a la Niña de los Peines fue buen anticipo de lo que traerían los gitanos poco después, y lo hicieron con gusto y buena afinación. Curiosamente, la mayor ovación de la noche fue para la chirigota de Santoña, más premio al esfuerzo realizado por venir hasta Cádiz que a sus coplas, simpáticas aunque con pocas posibilidades de tener continuidad en el Concurso.