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"Nunca he mirado hacia afuera"

  • José Miguel Caballero ha dejado atrás ofertas de los filiales sevillanos para apostar por triunfar de amarillo

"El comienzo de la pretemporada ha sido casi inmejorable: en mi pueblo, jugando con el primer equipo del Cádiz, anotando un gol...". José Miguel Caballero (Chiclana, 28 de noviembre de 1988) afronta este verano su último intento por triunfar de amarillo.

El canterano ha dejado atrás ofertas de los filiales del Sevilla y del Betis para apostar por su sueño. El sábado, en Chiclana, fue el mejor hombre sobre el césped del Municipal. Y ayer, con buen sabor de boca, confesaba que está centrado en demostrar que puede ser válido. "Me he estado preparando mucho tiempo para esto y voy a darlo todo para hacerme con un hueco en la plantilla. Mi deseo y mi objetivo no son otros que quedarme aquí. Es cierto que de los filiales siempre ha habido ofertas, pero nunca he mirado hacia afuera. Jugar en el Carranza es mi objetivo. Empecé a jugar en el filial desde juvenil y ya llevo tres campañas. Creo que son muchas y, aunque sólo tengo 20 años, va siendo hora de aspirar a algo más. Siento que valgo para esto y no tengo ningún miedo a jugar en Segunda. Todo lo contrario, pienso que puedo vivir del fútbol", explicaba ambicioso el nuevo portador del gafado dorsal 14 cadista.

Caballero (José Miguel) se siente uno más. Y quiere cerrar heridas no muy viejas: "Es difícil tener minutos, hay mucha gente y mucho nivel, pero todos partimos a priori en igualdad de condiciones. Fue un palo volver al Cádiz B el verano de la época de Baldasano. Estaba arriba y veía que me podían salir las cosas. Y, de repente, no contaron conmigo y vi cómo subían otros compañeros al primer equipo. La temporada pasada debuté ante el Guadalajara y ahora Javi Gracia me ha dado una nueva oportunidad. El míster da confianza a todos los jugadores, habla muy bien y muy claro, tiene a todo el mundo motivado y él es el primer ganador. A los jóvenes nos cuida mucho y se agradece".

El de Chiclana se sintió "cómodo" en la mediapunta. Y "bien cubierto por Fleurquin y Erice". Metió un golazo. "Tenía ganas de jugar y si empiezas bien ya es un no parar...", aseguraba. De chico, su padre le obligaba a dar patadas a un balón con las dos piernas. Contra una pared. "Hoy se lo tengo que agradecer", reflexionaba.

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