El Cádiz dispone esta tarde de una gran oportunidad para empezar a enderezar su rumbo en la competición, lo que sólo es posible sumando de tres en tres. El empate en Tenerife fue mejor a efectos sintomáticos que clasificatorios, pero no cabe duda de que un triunfo sobre el UCAM elevaría al calificativo de muy bueno el punto obtenido en el Heliodoro Rodríguez López. El fútbol vive de resultados y desde hace cuatro jornadas el equipo amarillo no conoce la victoria, por lo que precisa obtenerla para mejorar puestos en la tabla y recobrar una calma que sería muy bien recibida en el vestuario. La tranquilidad no se pierde entre los principales dirigentes a pesar de que saben que de triunfos y puntos vive un proyecto.

El choque de hoy, contra un viejo conocido que compartió el tren del ascenso la campaña pasada, tiene un valor mayor del que parece en un principio. El rival parte con el mismo objetivo, la permanencia, y su dinámica en las últimas semanas -también acumula cuatro jornadas consecutivas sin ganar- hace que sea tan peligroso como vulnerable. El típico partido en el que hay en juego algo más que tres puntos pensando en los posibles empates cuando la competición finalice. El UCAM es un adversario que guarda similitud con el Cádiz y que también está sufriendo para adaptarse al salto de categoría.

La igualada 'in-extremis' en Tenerife ha suavizado la semana en el entorno del equipo, que mantiene la confianza de que hoy se pueda dar la de cal para hacer cuatro de seis, cifras que siempre tendrán al equipo por encima de las cuatro últimas posiciones. Pero el cadismo no quiere más errores y decepciones como las sufridas como local contra Oviedo y Girona, y espera una victoria que devuelva la luz y reduzca el nivel de crispación que se empieza a notar en algunos seguidores. La paciencia tiene un límite y la de buena parte de la masa social se puede empezar a acabar si la desilusión queda asentada en Carranza al final del encuentro.

La primera prueba la tiene hoy Álvaro Cervera, que esta semana ha vuelto a recibir públicamente el apoyo de los dirigentes. En esta ocasión ha sido el director deportivo, Juan Carlos Cordero, quien comentó que el técnico seguirá en su puesto pase lo que pase contra el conjunto murciano. No obstante, estas palabras hay que sujetarlas con alfileres porque un batacazo esta tarde y con la gente pidiendo cuentas al palco podría cambiar la opinión no solo del director deportivo. La historia del balompié así lo confirma.

Las últimas cuatro semanas de competición han sido casi un calco para Cádiz y UCAM; dos empates y dos derrotas en ambos casos, seis goles en contra para los dos aunque el cuadro murciano ha marcado uno más (dos). La situación clasificatoria tampoco les separa mucho porque el UCAM se encuentra tres puestos por encima gracias a que ha obtenido un punto más. El equipo que pierda hoy se quedará tocado por el empeoramiento de su dinámica, así como mal porque los puestos más peligrosos empezarían a ser algo habitual después de recorrer el primer cuarto de competición dentro de LaLiga 1|2|3.

La actualidad cadista viene marcada por las ausencias ya esperadas: Garrido no acaba de superar su microrrotura muscular y tendrá que ver una semana a los compañeros fuera del terreno de juego; Eddy Silvestre tiene problemas físicos desde que regresó de la selección y Cervera ni siquiera le ha citado; y Ortuño debe cumplir un partido de sanción por la expulsión del pasado fin de semana, que no levantó el Comité de Competición a pesar de las alegaciones presentadas por el club. Los descartados sin estar lesionados ni sancionados son Juanjo, Migue González, Luis Ruiz y Mantecón, quienes tras quedarse el equipo sin Copa del Rey tendrán por el momento que armarse de paciencia por las escasas oportunidades en Liga. Cervera ha citado a 19 hombres, que son los siguientes: Alberto Cifuentes, Jesús Fernández, Carpio, Servando, Aridane, Sankaré, Brian, José Mari, Abdullah, Abel Gómez, Salvi, Álvaro García, Nico Hidalgo, Aitor García, Carlos Calvo, Gastón del Castillo, Dani Güiza, Gorka Santamaría y Rubén Cruz. El preparador tendrá que hacer un descarte y, a priori, el elegido podría ser Gastón.

El margen de error es escaso para que el crédito del entrenador y de los jugadores no siga reduciéndose, de ahí que esta tarde la sensación de importancia adquiera todo su sentido. Hay un mundo de ganar a perder en este encuentro aunque después de jugarlo falten todavía 31 jornadas. Un mundo para sufrir más de lo previsto en un principio o para moverse en posiciones menos inquietantes.