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Cádiz-Mallorca

Estreno repetido en casa (1-1)

  • El conjunto amarillo reproduce el guión de la primera jornada al cobrar ventaja con gol de Ortuño y recibir el tanto del empate en una acción en la que estaba con diez jugadores

El reestreno del fútbol de Segunda División en el estadio Ramón de Carranza se saldó con un combate nulo entre el Cádiz y el Mallorca en un partido igualado. El empate a uno reflejó el equilibrio de fuerzas entre un equipo amarillo que fue de menos a más después de verse superado por un cuadro visitante más entonado en la primera parte. Ortuño, de penalti, marcó cuando peor lo pasaba el conjunto amarillo y Óscar Díaz empató para los baleares cuando eran los locales los que controlaban la situación. El Cádiz no logró ante su afición la primera victoria de la temporada aunque un punto es un punto. El equipo de Álvaro Cervera chocó de bruces con la realidad de una categoría complicada en la que todo cambia en cuestión de milésimas. Tuvo el triunfo en su mano pero, cual día de la marmota, se reprodujo la película de Almería. Se adelantó en el marcador, el tanto lo anotó Ortuño y recibió el gol de empate cuando estaba con uno menos de manera momentánea. La Ley de Murphy también se cumple en el fútbol. 

Los gaditanos ofrecieron intensidad para amortiguar la calidad del Mallorca y compensar la ausencia de creatividad en la medular a la espera de que los nuevos se pongan a tono. Demasiado peso para Mantecón y Garrido. 

Servando y Brian, en su debut oficial, fueron las novedades de un once basado en el bloque del ascenso -hasta siete jugadores-, al igual que en la jornada inaugural en Almería. Salió dominador el Mallorca como queriendo rectificar de golpe la inesperada derrota contra el Reus. El empuje de los visitantes obligó al Cádiz a afanarse atrás para achicar balones. Aridane, en el minuto 10, se interpuso a lo justo para que el remate a bocajarro de Brandon llegase a portería. Primer susto serio que sirvió de aviso. 

Mientras los bermellones controlaron el tempo del partido, los amarillos, incapaces de conservar la pelota, recurrieron a los balones largos en busca de la velocidad de Salvi y Álvaro García. Poco más ante un rival superior en la medular que sólo tuvo dificultad cuando los locales se animaron a presionar. 

Hasta el minuto 23 no llegó el Cádiz con claridad el área. Salvi rompió con rapidez por el centro y sirvió a la izquierda a Álvaro García, que metió un peligroso centro a Ortuño cortado de raíz en falta señalada por el árbitro. 

No fue en la primera, sino en la segunda aproximación digna de mención, cuando los amarillos dieron un golpe de efecto. En el 27, Abel Gómez sirvió un excelente pase a Ortuño, quien dentro del área le ganó la acción a Company y el defensa arrolló al delantero. Pizarro Gómez no lo dudó. Penalti. El murciano, ya en el 28, ejecutó con precisión la pena máxima y celebró el primer gol del Cádiz en casa en su regreso a Segunda aunque había anunciado que no lo haría por el cariño que siente hacia su ex equipo. La alegría pudo más que todo lo demás. Seis años y dos meses después, se volvía a ver en el Ramón de Carranza un gol con el sello de la categoría de plata. La afición estalló de júbilo y el equipo se liberó con el 1-0. Ganó en confianza. Creyó aún más en lo que hacía aunque no le quedó otra que guarecerse en su terreno con eficacia frente a las intentonas de los baleares. Culio mandó alto un zurdazo en el 35 y Brandon remató fuera en el 37. Atacó más el Mallorca pero fue el Cádiz el que se marchó al descanso con una ventaja por la mínima gracias a la máxima rentabilidad obtenida de sus contadas internadas en el área. 

El arranque de la segunda parte fue más esperanzador para los gaditanos que la primera. Brian puso un balón en el corazón del área que Salvi no alcanzó por centímetros. El sanluqueño tuvo el segundo tanto en sus botas en el 55 cuando regateó al portero pero, muy escorado, centró en lugar de disparar y ahí murió el intento. 

El Cádiz parecía contener al adversario con menos sufrimiento y sí tenía por argumentos para hacer dudar al rival. Aún así, el Mallorca vio cerca el empate en el 61 cuando Óscar Díaz no fue capaz de definir solo delante Cifuentes. Ya llevaba tres minutos sobre el césped Güiza, recibido por la afición con una ovación de gala. 

El ariete bermellón no perdonó cinco minutos después al rematar de manera inapelable tras recoger un balón suelto dentro del área. El Cádiz, cuando mejor lo tenía, vio cómo empataba un rival que aprovechó la inferioridad numérica de los anfitriones en la acción del gol. Servando estaba siendo atendido en la banda y se tuvo que ir lesionado. Al igual que en la jornada inaugurar, Álvaro Cervera se vio obligado a recomponer el centro de la zaga, donde tuvo que acudir Brian y Luis Ruiz se colocó en el lateral izquierdo. 

El técnico hizo debutar a Eddy Silvestre para reforzar el centro del campo una recta final en la que ninguno de los dos equipos fue dueño de la pelota en un sprint de vértigo. Ortuño casi se inventó un gol con un cabezazo imposible de espaldas que Santamaría saco a córner. El ariete, Güiza y Salvi soltaron chispazos de calidad aunque el marcador ya no se movió.

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