Cádiz CF

Esta vez, baño de cadismo

  • Miles de aficionados reciben en la avenida José León de Carranza el autobús del equipo en mitad de un exhaustivo dispositivo policial En el interior del campo se vive una fiesta completa

Ahora sí. Después de lo sucedido ante el Racing de Santander -cuando la decisión final de las Fuerzas de Seguridad varió el recorrido del autobús del Cádiz dejando a la afición sin poder recibir a sus jugadores-, ayer el cadismo pudo disfrutar de uno de esos momentos únicos en la temporada. El recibimiento al equipo resultó simplemente espectacular. La mejor antesala a lo que luego sucedió sobre el césped.

Miles de cadistas apenas dejaban sitio libre sobre el asfalto de la avenida José León de Carranza a la espera del autobús. Seguidores con camisetas, bufandas y banderas esperaban el instante anhelado y repetido otras veces, y que tanto supone en lo anímico para los protagonistas del partido, los futbolistas.

La espera era amenizada con todo tipo de bebidas para hacer frente al sofocante calor. Sol y más sol a una hora, las cinco y media de la tarde, en la que la cercana playa era una feria. Ayer salían cadistas por todas partes... Por la intensidad de los cánticos se notaba que el momento soñado estaba cerca. Las bengalas marcaban el inicio de todo allá donde la avenida se cruza con el bloque conocido como Los Delfines. El equipo estaba entrando en la ciudad. La locura era total entre los incondicionales; los refrescos dejaron de aliviar el interior para que el líquido volara y se esparciera entre miles de personas sedientas de éxito. Un éxito llamado ascenso. Bufandas y banderas al viento mientras los rostros de los futbolistas, técnicos y dirigentes desde el interior del autobús trasladaba lo mejor de un equipo que sigue asombrado tras una Liga mediocre.

La policía a caballo abría la comitiva mientras las luces y el humo de las bengalas anunciaban a lo lejos que el Cádiz estaba llegando a su 'templo', a su hora y rodeado por los suyos. Oxígeno para la plantilla en cada grito, cántico y palmada al vehículo. Todo como mensaje positivo para que luego pasara lo que pasó, un triunfo que puede valer un ascenso.

La locura del cadismo también afectó a esos ciudadanos que ayer estaban al margen de lo que se cocía en Carranza; esos que, en el fondo, se alegran de un ascenso pero que no entienden de recibimientos. Esos gaditanos se volvieron locos esperando en las paradas destinadas para la línea 1 (plaza de España-Cortadura), ya que al estar la avenida José León de Carranza cortada por la llegada del equipo, no habían recibido la correspondiente información para saber que los autobuses de esa línea iban a ser desviados por otra ruta. Buen cabreo del personal, que encontró en el taxi la solución a una situación desconcertante y con síntomas de no estar bien coordinada.

Cuando el autocar que trasladaba al Cádiz alcanzó el Fondo Sur del Carranza, la temperatura ambiental era ya lo máximo. Un ascenso de la bilirrubina en plena calle junto al estadio. Cada integrante del autocar era recibido como el salvador de una temporada casi perdida para muchos hasta hace bien poco. El momento era para animar pero algunos aprovechaban para pactar un posterior regalo de camiseta o sudadera. Un recuerdo de un partido que al final puede ser el 'gran partido' si se refrenda en Alicante.

Cuando Pulido Santana dio la orden de que arrancara el juego, la coral en la que se convierte Carranza en los momentos únicos empezó a interpretar sus piezas. Ese clamor cantado con el "sí se puede" como estribillo que admiraba la propia afición del Hércules; unos 500 seguidores que tuvieron un comportamiento correcto.

Con el final del encuentro, ya con una luna llena que había tomado el relevo al sol sobre el cielo del Carranza, llegaba la gloria del cadismo por ver a su equipo ganar en casa por última vez en la presente temporada. Una victoria que deja todo tan cerca como tan lejos, como el ascenso y Alicante.

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