Cádiz CF

Antídoto contra los gafes

  • Álvaro Cervera se ha colocado a un solo paso de hacer algo sin precedente alguno en la historia del club, ascender al equipo después de haber sido destituido un entrenador

La película preferida de Álvaro Cervera podría ser perfectamente El hombre tranquilo, célebre film rodado en 1952 bajo la dirección de John Ford con el no menos famoso John Wayne como actor principal. El actual entrenador del Cádiz, nacido en el continente africano 13 años después de aquello, no se inmuta por casi nada. Se antoja una rara avis en un mundillo, el de los técnicos de fútbol, plagado de personajes al borde de la taquicardia que no cesan de gesticular, gritar y/o brincar a lo largo de los 90 minutos que duran los partidos. Escasos son quienes se muestran sosegados en plena batalla deportiva con el adversario y quizá sobren dedos de una mano para contabilizar en el panorama nacional a los que superan en quietud al indiscutible artífice de que el conjunto amarillo se encuentre a un solo paso de dar el ansiadísimo salto a la categoría de plata.

Esa forma de ser le ha ayudado, sin duda, a advertir que hacía falta un golpetazo de timón para variar una dinámica y una forma de hacer las cosas que llevaban camino de provocar el enésimo naufragio en el camino de regreso al fútbol profesional. Ese comportamiento sereno, de paso, tiene a Álvaro Cervera en puertas de hacer historia en el Cádiz porque, en caso de eliminar al Hércules de Alicante, se convertiría en el primer entrenador capaz de ascender al primer equipo del club gaditano desde la fundación de este tras haber relevado en el transcurso de la temporada a un compañero destituido, teniendo en cuenta tanto la etapa del campo Mirandilla -inaugurado allá por 1933- como la del posterior y actual Ramón de Carranza.

A lo largo de su prolongada existencia, el Cádiz acumula por el momento una docena de ascensos de categoría y en casi todos ellos, nada menos que en 11, el técnico que condujo a la plantilla hacia la división inmediatamente superior fue el mismo que inició la campaña liguera meses antes. La única excepción existente se produjo en realidad por una circunstancia de fuerza mayor y valió para acceder por primera vez a categoría nacional. Acaeció en el ejercicio 1934/35, con el club de la capital gaditana denominándose todavía como Mirandilla. Con Juan Armet Kinké como responsable técnico, se quedó a punto de subir de Primera Regional a Segunda División tras terminar la competición con los mismos puntos que el Xerez FC pero con peor coeficiente goleador que la escuadra comprovinciana, que fue la que saboreó las mieles del éxito. Frustradas las esperanzas de debutar en categoría nacional con ocasión del curso 1935/36, una decisión tomada en pleno verano por el ente federativo consistió en montar en pleno agosto un encuentro en campo neutral cuyo vencedor obtendría el inesperado premio de empezar pocas semanas después en Segunda. Kinké no iba a continuar en el banquillo mirandillista la siguiente temporada y, por tanto, al frente del equipo ya estuvo ese día José Antonio Rey, a quien se le había encomendado la misma tarea que a aquel un año antes.

Antes de ese rocambolesco ascenso, en cualquier caso sin destitución del entrenador por medio, la relación de saltos de categoría la había abierto el propio Kinké en 1934. La decena posterior estuvo protagonizada por los siguientes entrenadores: Juan Bejarano en 1945, Diego Villalonga en 1955, León Lasa en 1970, Enrique Mateos en 1977, Dragoljub Milosevic en 1981 y 1983, Benito Joanet en 1985, Jose González en 2003, Víctor Espárrago en 2005 y Javi Gracia en 2009.

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