Cádiz CF

El momento más difícil de Claudio

  • El club está preocupado por las derrotas, pero a día de hoy no se plantea su destitución

El tópico más manido en el mundo del fútbol, el que más se ajusta a la realidad, es que el resultado es lo que de verdad cuenta. Los entrenadores dependen de lo que sus jugadores sean capaces de hacer sobre el césped cada fin de semana, como en más de una ocasión ha afirmado Claudio Barragán. Las dos derrotas consecutivas del Cádiz -en casa ante el Granada B y el pasado domingo frente al Algeciras en el Nuevo Mirador, las dos por la mínima- colocan al técnico en su situación más delicada desde que se hizo cargo del banquillo en la 15ª jornada de Liga de la pasada temporada.

Uno de los objetivos del Cádiz era llegar al play-off como campeón, pero el equipo amarillo ha quedado casi apartado de la pelea por el liderato y además el quinto -el conjunto granadino- está ya a cuatro puntos y con el goal average a su favor. No están descartados los amarillos de manera definitiva de la puja por el trono, pero nueve puntos de desventaja respecto al líder, el Real Murcia, parecen demasiados como para pensar en una primera plaza que ahora está muy, pero que muy, lejana.

En el club hay bastante preocupación por el varapalo que supone perder el horizonte del puesto más privilegiado, por las dos derrotas seguidas y por la mala imagen que ofreció el equipo en ese par de encuentros más recientes. Pese a todo, a día de hoy no hay intención de prescindir de los servicios del entrenador. En la entidad mantienen su confianza en Claudio, que ha tenido un peso importante a la hora de hacer y deshacer en el mercado de invierno, que llegó ayer a su fin.

Los rectores ven al valenciano con capacidad para hacer que el equipo remonte el vuelo, aunque en el fútbol lo que hoy es blanco mañana puede volverse negro. Al final los que mandan son los resultados y si el sábado la escuadra gaditana no es capaz de imponerse al Marbella, la presión de la grada podría volverse insoportable hasta el extremo de empujar al Consejo de Administración a una decisión drástica. La afición anda indignada con el equipo y no está dispuesta a dejar pasar ni una más, como ya se apreció tras el revés sufrido frente al filial del Granada. Fue el último partido en casa y de la grada salieron gritos contra el entrenador y el presidente.

La victoria contra el conjunto costasoleño es la única manera de que llegue un poco de tranquilidad al universo cadista. En caso contrario nada se puede descartar, aunque las apreturas económicas del club y las peculiaridades del contrato del entrenador dificultarían su destitución. El cambio en el banquillo supondría un elevado desembolso por parte del Cádiz, que además de abonar las cantidades correspondientes a Claudio Barragán y Alfredo Santaelena tendría que afrontar los contratos de los nuevos componentes del cuerpo técnico. Un gasto añadido que es un inconveniente.

En el club no quieren ni oír hablar de un posible relevo en el banquillo pasado el ecuador de la temporada, pero llegado el caso, si la dinámica del equipo no cambia de manera inmediata, el planteamiento podría dar un giro de 180 grados. La crisis deportiva es un hecho en un equipo que hacía dos años que no acumulaba dos derrotas seguidas.

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