Cádiz · Almería b

Milagro en medio del caos (1-0)

  • Un gol de Lolo Plá en el minuto 94, en la última acción del encuentro, premia la persistencia de un equipo amarillo que vuelve a ofrecer una lamentable imagen en casa.

Ni el guión más retorcido de una de esas películas de serie b de misterio hubiera pergeñado un final tan agónico como el que ayer se vivió en el estadio Carranza. Después de tirar, una vez más, un partido entero por el sumidero de la precipitación con un fútbol indecoroso, no fue hasta el minuto 94, en la última jugada a la desesperada, cuando Lolo Plá marcó el único gol que dio la victoria a un triste Cádiz frente a un digno Almería B que un minuto antes, todavía con 0-0, pudo haberse llevado el triunfo de no haber sacado Aridane la pelota con la punta de la bota cuando el delantero visitante Rubén se quedaba solo ante Alberto Cifuentes.

Que el defensa canario fuese el mejor de los amarillos es todo un síntoma de la prolongada desconexión en el Carranza de un equipo que parecía que había levantado el vuelo una semana antes en la Ciudad Deportiva del Sevilla. Nada más lejos de la realidad. El Cádiz se empeña en deambular sobre el césped en un viaje a ninguna parte cuando le toca ejercer de anfitrión. Por enésima vez, el equipo gaditano hizo una apología del antifútbol delante de una afición cada vez más indignada. Se encomendó a todo el santoral y al final se produjo el milagro, que también existe en el fútbol. Es difícil saber si se puede hacer peor, porque casi pesan más las desastrosas prestaciones de una escuadra peleada con el fútbol y con el gol que los tres valiosos puntos que sirven para seguir arriba en la pelea. Eso es lo que vale al fin y al cabo, aunque ese triunfo agónico no hace sino aplazar el debate sobre las carencias de un equipo que compite, pelea al máximo, pero no da más de sí.

Claudio apostó por el mismo once que la semana anterior había ofrecido buenas sensaciones en el choque contra el Sevilla Atlético. Lo que funciona no se toca debió pensar el míster, que repitió con un centro del campo creativo formado por Abel Gómez y Alberto Quintana. El joven canterano aparecía de nuevo en la alineación en una clara señal de confianza por parte del cuerpo técnico.

El Cádiz cumplió el guión a rajatabla y salió a por el partido, pero pronto se topó con la dura realidad. El que estuvo a punto de marcar fue el Almería B en el minuto 7. Juanjo, providencial, evitó el remate de Guirao en boca de gol en el que hubiese sido el primer tanto a domicilio de los rojiblancos esta temporada. La clara ocasión hizo creer en sus posibilidades a los visitantes, que se movieron son soltura en acciones ofensivas no exentas de calidad. Para no perder costumbre, los amarillos dejaron en su área que el rival llegara antes al balón en las jugadas a balón parado.

Pocas oportunidades fue capaz de crear el Cádiz ante un filial bien plantado. En el 10, un fuerte cabezazo de Hugo que se escapó fuera por muy poco. Tres minutos después, la más clara, cuando un derechazo de Güiza desde el corazón del área que se iba a colar por la escuadra lo sacó Gianfranco de manera milagrosa con un paradón de esos que sólo se ven de vez en cuando. Ahí perdió el Cádiz su gran opción de marcar en la primera parte, porque después se desvaneció, no ofreció los recursos mínimos para al menos poner en aprietos a un adversario ordenado atrás y valiente arriba.

Poco más de sí dio un primer acto en el que las defensas ganaron la partida a las delanteras. Los anfitriones llegaron tan poco que necesitaron la ayuda del rival para intentar el gol, como en el minuto 34, con un despeje fallido de Josema casi acaba dentro de su propia portería.

Con el centro del campo local maniatado por la presión de los almerienses, el esférico no circuló con fluidez salvo contadas excepciones, esas en las que Andrés Sánchez pudo penetrar por su banda. En el 41, un peligroso centro del lateral izquierdo no encontró aliado dentro del área. Güiza lo intentó de mil maneras, pero sin suerte. Cuando pasaban minutos sin que le llegara la pelota bajaba a la medular a buscarla. En los metros finales sacó sus dotes imaginativas, como el taconazo con el que pretendía dejar a Kike Márquez solo ante el portero que fue interceptado justo a tiempo por Joaquín.

Los hombres de Claudio estaban obligados a elevar su producción en la segunda parte para quedarse con los tres puntos. Salieron con toda la voluntad del mundo, pero con una absoluto desacierto en los pases. El porcentaje de errores fue proporcional al repelente juego, quizás prisioneros de la ansiedad, ese enemigo que siempre terminar por hacer acto de presencia en casa.

Los visitantes, afanados en perder todo el tiempo posible, también fallaron en la entrega y fue entonces cuando los gaditanos dispusieron de algunas ocasiones para marcar. Pero no había manera. En el 53, un error de la zaga mediterránea dejó el balón a Güiza en la frontal del área, pero cuando lo apropiado era servir a un compañero mejor situado optó por un disparo que se estrelló contra la muralla defensiva. Un centro chut de Hugo se marchó alto tras tocar la pelota en el larguero (en el 56) y en el 60, ya con Lolo Plá y Álvaro García sobre el césped, Gianfranco repelió un testarazo del extremeño tras un saque de falta y en el rechace, la volea de Güiza la sacó un defensa en línea de gol.

El Cádiz ganó en mordiente con la frescura de dos nuevos jugadores de corte ofensivo, pero ni por esas. Con un encefalograma más plano que nunca, no encontró otro recurso que colgar balones a ver si sonaba la flauta. Pero lo único que sonaban eran los silbidos de una afición muy enfadada.

El partido caminaba de manera inexorable hacia un nuevo fracaso en el Carranza salvo una aparición divina en los minutos finales. Los amarillos no daban la impresión de poder inclinar la balanza a su favor por más que lo intentaban. Y menos con la entrada de Mantecón por Alberto Quintana, un cambio muy protestado por la afición.

El Cádiz apeló a la heroica en el sprint definitivo en busca de una victoria que parecía imposible. Empezó a pisar el área contraria con el peligro que no había mostrado hasta entonces aunque el cronómetro corría a una velocidad de vértigo.

Apretaron al máximo los locales ante un rival que por momentos se venía abajo. Juanjo y Andrés Sánchez ya eran extremos en lugar de laterales en pleno zafarrancho de combate. El asedio al área contraria fue tal que el balón se paseó delante de Gianfranco sin que nadie tuviese el tino de meterlo en la portería.

El Cádiz arriesgó al máximo y los visitantes metieron el miedo en el cuerpo a la contra. Ya en tiempo de prolongación, Aridane, providencial, evitó un mano a mano de Rubén con Alberto Cifuentes y cuando el empate parecía un mal menor, llegó el gol de Lolo Plá en el minuto 94. Gianfranco rechazó un remate y el extremeño, atento, cabeceó a puerta vacía.

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