De la emotividad a la bronca. Es lo que tuvo el derbi más tranquilo de muchos que afronta la provincia gaditana a lo largo de una temporada. La Balona en Cádiz es disfrutar de una jornada de gran ambiente, igual que cuando los amarillos visitan La Línea. Amigos para siempre aunque siempre no gane el mejor.

Lo de la bronca se lo sigue ganando a pulso el conjunto cadista. Salvo el respetuoso minuto de silencio, sonando por la megafonía La Marsellesa interpretada a piano, los pitos y las protestas ganaron una semana más en Carranza a los aplausos, que hace tiempo que pasaron de largo. Un estadio con los videomarcadores en fase de desmontaje.

Pronto comenzó la sinfónica de los hastiados de estar hastiados. Corría el minuto 16 y la Balona acechaba el área local. La grada respondió silbando y mirando el palco. Los únicos aplausos de verdad de la primera parte llegaron poco después de la media hora con la ocasión de Güiza.

Los pitos fueron a más cuando llegaron los cambios. Los que abandonaron el terreno de juego, Mantecón, Hugo Rodríguez y Kike Márquez, se llevaron una buena ración. Y quedaba el postre, tras el pitido final, que más bien pareció un primer plato.