Cádiz CF

La Copa, un estímulo para la reacción

  • El equipo amarillo está obligado a superar el varapalo liguero y cumplir el objetivo en el torneo del k.o.

El Cádiz se sumerge en una terapia de urgencia con la que tratar de olvidar el amargo trago de la reciente jornada de Liga -la primera derrota de la temporada- y poner los cinco sentidos en la Copa del Rey por lo mucho que significa la tercera eliminatoria contra el Laredo que mañana se dirime en el santuario cadista a partir de ocho y media de la tarde. El conjunto amarillo se ve en la situación de abordar con absoluta rapidez la recuperación de la autoestima además de preparar a conciencia el partido en el plano futbolístico.

El duelo contra la escuadra cántabra irrumpe en el momento más delicado desde el comienzo de la campaña porque el estreno del casillero de fiascos coincidió con el peor partido de un equipo que hasta la fecha se había mostrado competitivo. Lagunas en la defensa, bloqueo la elaboración y sin instinto matador en el ataque, con pocas ocasiones no aprovechadas.

Los gaditanos tienen la oportunidad de rehacerse y demostrar que el tropezón ante el cuadro murciano fue un accidente en una mala tarde que puede tener cualquiera. Hasta el líder del grupo IV, el UCAM, acumula dos derrotas, una más que los gaditanos.

No sólo se trata de pasar de ronda, la cuestión radica en hacerlo además con buenas sensaciones y más tarde, el próximo domingo, dar la talla en el siempre complicado terreno del Melilla en la vuelta al torneo de la regularidad. La fortaleza ante la adversidad es la mejor manera de revertir el contratiempo que supuso el primer revés.

La fórmula más adecuada para seguir adelante es aprender lección y demostrarlos con hechos. El técnico y los jugadores afirmaban, nada más perder contra el Murcia el pasado sábado, que el reto del equipo es hacerse fuerte para volver de inmediato a la senda ganadora.

El Cádiz anda con la moral algo tocada pero no le queda otro remedio que levantarse después de la dolorosa caída porque mañana afronta la obligada misión de dejar en la cuneta a un modesto equipo de Tercera División que se recorre toda la Península Ibérica de Norte a Sur (procedente de Cantabria) para acudir como visitante al estadio Ramón de Carranza con cerca de 1.000 kilómetros -sólo en la ida- a sus espaldas.

Todo está a favor de los amarillos, al menos sobre el papel. Luego la teoría hay que ponerla en práctica. El Cádz ejercerá de local ante un rival que debe realizar un largo desplazamiento y además el adversario es de una categoría inferior -el único equipo de Tercera que sobrevive en el torneo-. No cabe otro escenario que no sea la clasificación para la cuarta ronda, que en el caso de la Copa del Rey supondría el cumplimiento del objetivo deportivo y, todavía más importante, el económico.

Entrar en el siguiente cruce otorga el privilegio automático de codearse con uno de los equipos de Primera División inmerso en competición europea. El bombo tendría dos premios gordos, Real Madrid y Barcelona. El paso de uno de los por el Carranza, en el caso de tocara alguno, reportaría a la entidad cadista pingües beneficios al garantizarse una buena recaudación en taquilla. El club necesita dinero de manera urgente para respirar y un afortunado cruce contra uno de los trasatlánticos del fútbol español redondearía el éxito en la Copa.

Por eso es tan importante que los jugadores se rearmen en el plano anímico y corrijan errores para que no se vuelvan a repetir. El Cádiz sabe de sobra que tendrá que llevar la iniciativa en el juego y deberá emplear las herramientas necesarias para abrir la lata ante un rival que comparecerá ataviado con piel de cordero, con poco que perder y mucho que ganar en rol de víctima, dispuesto a poner las cosas difíciles, a llegar a la prórroga y a la tanda de penaltis si es menester.

Además de recuperar el olfato goleador, el conjunto amarillo está llamado a dedicar especial atención a la hora de defender las acciones a balón parado, su auténtico talón de Aquiles en el arranque del actual ejercicio. Ha recibido cuatro goles en acción de estrategia. Regalar un gol y colocarse por debajo en el marcador complicaría la eliminatoria -se disputa a partido único- y enturbiaría el ambiente en el graderío porque el enfado de la afición quedó de manifiesto el pasado sábado tras la derrota consumada frente el Real Murcia.

La hinchada arrastra su sexta temporada consecutiva de bendita paciencia sin ver el ascenso de un equipo que fracasa año tras año. Premiar a los seguidores con una próxima ronda contra uno de los conjuntos potentes del balompié patrio es un aliciente más -si es que no son suficientes con los que hay- para que los jugadores salgan a por todas desde el pitido inicial. Ellos son los primeros que tienen que estar ilusionados en tener la oportunidad de enfrentarse a un equipo instalado en la elite y de acudir a un estadio de Primera en el plazo de unas semanas.

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