Cádiz CF

Un 'galáctico' en Segunda B

  • El Real Oviedo alcanza la fase decisiva de la competición con un proyecto ambicioso en el que sólo cabe la palabra ascenso

El Real Oviedo, un caso que guarda cierta similitud con el Cádiz. El histórico club del Principado se fundó en 1926 y entre sus momentos de esplendor y de penurias, hay que destacar las 13 campañas que permaneció en Primera (entre 1988 y 2001) en las que llegó a disputar la desaparecida Copa de la UEFA (hoy denominada Liga Europa). La parte más negra de su historia se produce precisamente a partir del nuevo milenio, con el equipo anclado entre la tercera y cuarta categoría del fútbol nacional. La crisis deportiva de los últimos 14 años viene de la mano con la institucional hasta que en 2012 apareció de forma casi milagrosa el grupo mexicano Carso, de Carlos Slim, que está resultado clave en el resurgir del Oviedo.

El sorteo de ayer, como otras muchas veces, fue caprichoso al servir en bandeja una eliminatoria galáctica que cruza a los dos campeones con mejores números en cuanto a puntuación y con un respaldo social impropio en Segunda B. Por el momento, uno de los dos, Cádiz u Oviedo, subirá de forma directa después de dos partidos, mientras que el otro tendrá que disputar otras dos eliminatorias para conseguir el mismo objetivo.

El Real Oviedo cuenta con un presupuesto que ronda los dos millones de euros y con el respaldo de 16.100 abonados que esta temporada han mostrado una fidelidad máxima al equipo de sus amores. La media de asistencia al Nuevo Carlos Tartiere supera los 13.000 espectadores, por encima de varios equipos de Primera División. Toda su estructura deportiva y administrativa es más propia de la elite nacional, de ahí a que se espere como agua de mayo volver al fútbol profesional.

Los 80 puntos obtenidos por el Oviedo -se ha quedado muy cerca de superar al récord en Segunda División B- se han cimentado en casa, donde ha sacado adelante 14 encuentros, empatando tres y perdiendo dos. Sus registros fuera: diez triunfos, cinco igualadas y cuatro derrotas. Lo más llamativo del equipo de Sergio Egea pasa por los 77 goles anotados, muy por encima del Cádiz que se ha quedado en 66 tantos, una cifra para nada despreciable. Mucha culpa de esa locura anotadora la tiene Linares, un delantero que ha firmado 28 goles, superando claramente a Borja Valle, que con nueve es el segundo máximo artillero del cuadro carbayón.

El Oviedo que el pasado verano fabricó Sergio Egea se ha caracterizado por ser un equipo que ha mantenido una línea constante, sobre todo desde que se hizo con el liderato en la jornada 13ª. Hasta entonces, sólo el Murcia -otro histórico- y la UD Logroñés le disputaron la primera plaza de forma seria. Otro de sus logros esta campaña ha sido permanecer cinco meses -entre diciembre y finales de abril- sin conocer la derrota. Un apunte curioso: después de 38 jornadas ningún jugador ha sido expulsado con roja directa. En sus filas hay dos ex cadistas, Jon Erice y Dioni, mientras que en el Cádiz militan dos futbolistas con pasado carbayón, Aulestia y Servando.

La definición de un estilo de juego viene marcada por su apuesta ofensiva. Adoptando un corte de mayor o menor elegancia -el equipo durante la fase regular ha mostrado una cara según el adversario y las condiciones del campo-, lo único seguro es que el conjunto azulón tiene entre ojo y ojo la portería contraria. Se cuentan por decenas los encuentros en los que ha llegado de forma clara en infinidad de ocasiones a la portería contraria, de ahí a que las victorias por goleada formen parte de su carta de presentación.

En la plantilla ovetense hay nueve integrantes que están con 30 o por encima de los 30 años; es decir, la experiencia es un aspecto a tener muy en cuenta que maneja a la perfección el preparador argentino del cuadro asturiano. Esa columna vertebral está liderada por el portero Esteban Suárez (39 años), quien después de un largo periplo en las dos principales categorías del fútbol español, el pasado verano se involucró en el proyecto azulón. Es el buque insignia del plantel y ha acabado como Zamora del grupo I de Segunda B.

En la defensa destaca David Fernández, un madrileño de 30 años que se formó en las canteras del Rayo y del Atlético. Tiene experiencia en la división de plata tras su paso por el Guadalajara y es uno de esos jugadores siempre fijo para cualquier seguidor. Se le considera el Káiser del equipo por su trabajo en el centro de una defensa que rinde más y mejor si la comparte con Jonathan Vila.

En la línea de creación, llama poderosamente la atención el papel que esta campaña está desarrollando Néstor Susaeta. Es el mejor pasador del equipo, aunque su faceta de asistente le ha permitido ganarse el respeto de todo el vestuario. Nueve de sus pases fueron balones que otros compañeros alojaron en el fondo de la portería contraria. Juega en el centro del campo, pegado a la banda derecha, aunque en ocasiones lo puede hacer en la contraria.

La columna vertebral del Oviedo acaba con Miguel Linares. El killer del área se permitió el lujo de rivalizar con Cristiano Ronaldo en la primera mitad de la campaña en cuanto a goles. El linarismo, una tendencia que se ha impuesto en la masa social del equipo, ha llegado con goles y satisfacciones de un jugador muy querido. Lo curioso de la historia de Miguel Linares es que este delantero llegó como segunda opción del Oviedo para reforzar su ataque en esta temporada. Los dirigentes apretaban para reforzar la delantera tras una desastrosa temporada pero no apuntaban al ex del Recreativo, sino el que había sido goleador del mismo grupo de Segunda B, el delantero del Compostela Joselu. Tras no llegar a ponerse de acuerdo con su representante, la secretaría técnica del Oviedo fijó sus ojos en Linares, que acabaría aterrizando en Asturias. Celebra cada uno de sus goles con raza, carácter y rabia, besando su muñequera negra mientras mira al cielo para dedicar ese éxito a su madre, fallecida hace un año y medio.

Los puntos fuertes del rival del Cádiz nacen del centro del campo en adelante, donde la dinamita hace añicos el planteamiento del rival. Susaeta, el camerunés Omgba, las tablas de Héctor Font y la pegada de Linares representan todo un calvario para los adversarios.

Por contra, la debilidad carbayona comienza una vez que se ve superado un jugador como el ex cadista Jon Erice -el destructor de la zona ancha que se ha hecho con un hueco importante en el conjunto del Principado-, ya que los laterales de la defensa no son precisamente el mejor argumento del equipo. Prueba de ello es que en el carril izquierdo, Egea duda entre Dani Bautista y Redondo. Este último, ex del Xerez Deportivo, llegó en el mercado de invierno y ha disputado 12 encuentros. En el lateral derecho, Nacho López vive su primera experiencia fuerte como profesional a pesar de sus 27 años. No obstante, este zaguero está respondiendo pese a sus limitaciones.

Un once tipo del Oviedo, siempre bajo el dibujo 1-4-2-3-1, sólo presenta dudas en el lateral izquierdo y en el doble pivote. Esteban sería el portero, con Nacho López de lateral derecho, Jonathan Vila y David Fernández como centrales, y Dani Bautista o Redondo en la izquierda. Jon Erice en el centro, bien junto a Omgban o Generelo, con Susaeta en el extremo derecho y Borja Valle en el izquierdo. El once lo cierran Héctor Font en la mediapunta y Linares como '9'.

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