Cuando Juan Villar fichó por el Cádiz el lunes 23 de julio de 2012, difícilmente pensara que algo más de dos años y medio después iba a estar a las puertas de convertirse en centenario con la elástica amarilla. Es lo que sucederá el domingo si el extremo onubense juega ante el Melilla. Será su partido 100 con el Cádiz. Sus números a la espera del próximo choque son de 93 encuentros de Liga (incluyendo play-off) y seis de Copa del Rey.

Cuando sus encuentros como cadista se cuenten con tres cifras, Villar podrá decir que forma parte de un ranking de elegidos aunque sea de la categoría de bronce. A partir de ese momento, si juega el domingo, estará a cuatro partidos de Jesús Velázquez, el décimo futbolista en la historia del club que más duelos ha disputado de amarillo en Segunda B. El noveno es José Antonio Mateos, con 112 partidos, al que puede dar caza y e incluso superar esta misma temporada.

El de Villar es uno de esos casos de jugadores que han madurado a base de palos siendo ya bastante más que una promesa. Llegó al Cádiz recién cumplidos los 24 años para formar parte de un proyecto (2012-13), el único íntegro a cargo de Sinergy, que se desvaneció a las primeras de cambio, que provocó que hasta tres entrenadores (Alberto Monteagudo, Ramón Blanco y Raúl Agné) pasaran por el banquillo y que terminó con el equipo pidiendo la hora para evitar el descenso a Tercera División. Aquella campaña el papel de Villar fue complejo porque la grada no estaba con él, como casi con ningún jugador, y a pesar de jugar 36 encuentros de Liga (34 como titular) y dos de Copa del Rey, los diez goles anotados le dejaron lejos de su mejor versión, que se empezó a ver desde la pasada temporada. Otro pero el año de su estreno es que le mostraron hasta 13 cartulinas amarillas, una cifra impropia para un futbolista de corte ofensivo.

La campaña siguiente, la pasada, mejoró de forma notable sus registros y comenzó a tener mejor relación con la grada, que también supo reconocer su aportación. Entre la fase regular y el play-off de ascenso, el de Cortegana repitió los 36 partidos de Liga (35 como titular) -el equipo no disputó la Copa-, elevando hasta 19 su capacidad anotadora y rebajando en dos, para dejar en once, el número de amonestaciones. Airam (23 goles) y él fueron el principal argumento que llevó al equipo a pelear por un ascenso que se esfumó en la primera eliminatoria.

El ejercicio liguero actual ha terminado por confirmar las mejores previsiones sobre el habilidoso extremo. Y eso que en la fase regular no podrá igualar sus 36 participaciones por culpa de las sanciones -de nuevo muy elevadas- y una lesión. Lleva 21 partidos que ha aprovechado al máximo para anotar por el momento nueve tantos dentro de una plantilla donde el gol parece cosa de dos: Jona (15 tantos) y Airam (diez).

El domingo, ante el Melilla, Juan Villar será centenario si, como está cantado, Claudio Barragán le da nuevamente la titularidad en una banda derecha que es de su propiedad. En el momento en que el colegiado decrete el inicio del choque, el futbolista se sabrá 100, una cifra al alcance de pocos y que le hace ser el jugador más utilizado en las dos últimas temporadas y media. Es el único superviviente de la plantilla 2012-13, que fue prácticamente nueva tras quedarse el equipo una campaña antes a las puertas del ascenso ante el Lugo.

Cuando sea oficialmente centenario, el logro del onubense estará marcado por las luces y las sombras. Las luces de una trayectoria de menos a más que le hacen ser un lujo para la división de bronce. Y las sombras de sus tarjetas y expulsiones -siempre por protestar porque no es un hombre agresivo en el juego-, que han empañado un recorrido que podía haber sido aún mejor y que le hubiera llevado hace algunas semanas a cumplir la cifra mágica. Uno de sus peores momentos de amarillo fue en la 2012-13, cuando tras anotar un gol se llevó la mano a la oreja ante el punto de unión de las gradas de Tribuna y Fondo Norte, donde los aficionados cargaron contra él por un gesto fuera de lugar en un equipo que en ese momento peleaba por salir de los puestos de descenso.

En sus 99 encuentros se recuerdan goles claves que desatascaron muchos partidos y acciones en las que su verticalidad, por la banda o por el centro -donde lo han utilizado los técnicos en la zona de ataque-, ayudaban a los compañeros a perforar la portería contraria. Marca goles pero también los pone a pares cada partido.

En su tercera campaña en el Ramón de Carranza se ha destapado de nuevo como un jugador determinante. Ni el hecho de que hayan llegado futbolistas de nivel como Jona, Fran Machado o Juanma Espinosa han eclipsado su capacidad y su titularidad, que es indiscutible. Su elevado nivel la pasada campaña y en la actual no ha pasado desapercibido por otros clubes que le vienen siguiendo, sabedores de que cumple contrato el próximo 30 de junio.

Juan Villar afrontará el domingo el Cádiz-Melilla con 99 partidos de amarillo, 7.404 minutos y 38 goles en competición liguera, en la que le han mostrado 29 tarjetas amarillas y ha sufrido dos expulsiones. El onubense podría celebrar su centenario con una victoria en la que un gol suyo fuera protagonista, lo que sería el broche a una efeméride bonita y el reconocimiento de una grada, la del Ramón de Carranza, que a buen seguro sabrá recompensar con aplausos la aportación de un jugador que ha terminado por calar hondo en el equipo.

Aulestia, compañero dentro de la actual plantilla, cumplió hace dos semanas esa misma cifra, ya que estuvo de amarillo dos campañas antes de regresar al Cádiz el pasado verano. Y el que está más cerca de alcanzarla de los actuales integrantes del equipo es Josete, por encima de los 80 encuentros, aunque en su caso la celebración tendrá que ser la próxima campaña siempre y cuando siga formando parte del proyecto de Locos por el Balón.