Cuando el Cádiz visitó el estadio municipal Álvarez Claro de Melilla en el octavo episodio del campeonato liguero -el pasado 12 de octubre y resuelto con empate a uno-, el equipo de la ciudad autónoma andaba sumergido en las profundidades de una crisis de resultados que le llevó a permanecer nada menos que 12 jornadas -entre la sexta y la 17ª- anclado en preocupantes posiciones de descenso. A partir del 18º encuentro inició una remontada espectacular desde la 19ª plaza hasta la sexta que ocupa en la actualidad. Trece peldaños en un par de meses de excelencia. La reacción del Melilla le libra de la siempre dramática batalla por la permanencia y además le mete de lleno en la ilusionante pelea por el acceso a la fase de ascenso. Atesora 40 puntos, los mismos que el Almería B, cuarto clasificado, 13 menos que el conjunto amarillo.

Cádiz y Melilla son almas gemelas. Sus trayectorias en los últimos tiempos son tan parecidas que a día de hoy rivalizan por ser la mejor escuadra del grupo IV de Segunda División B. El próximo domingo se medirán en el estadio Carranza los dos equipos más en forma, como así demuestran sus números.

La de sobra conocida marcha del conjunto amarillo (siete victorias y un empate en el nuevo año) encuentra réplica en el rumbo enderezado de los melillenses, ganadores de ocho de los últimos nueve partidos disputados y una sola derrota -frente al Lucena en la 23ª jornada-. En total, 24 puntos de 27 en una dinámica imparable que convierte el duelo del próximo fin de semana en una cita de altura entre dos conjuntos ambiciosos por cumplir sus objetivos.

Salvo la goleada que endosó a una Balona que flaqueda a domicilio, el cuadro entrenado por Fernando Currás se caracteriza por ganar sus compromisos por la mínima diferencia (0-1 en el campo del Sevilla Atlético, 2-1 al San Roque de Lepe, 2-1 al Almería B, 3-2 al Cartagena, 0-1 en el terreno del Córdoba B y 1-0 al Villanovense). Destaca además el equipo azulino por su facilidad goleadora, traducida en 18 tantos a favor en los nueve encuentros más recientes, lo que supone una media de dos por duelo. Valga como ejemplo que acumula diez partidos consecutivos con acierto de cara a puerta y la última vez que se quedó sin marcar fue hace dos meses y medio en la 16ª jornada (marcador intacto en el choque en casa ante el Arroyo). Además de tener olfato goleador, ha engrasado su sistema defensivo hasta el extremo de haber dejado su portería a cero en los dos últimos envites

El Cádiz está obligado a mantener intacta su fortaleza en casa para seguir arriba y para ello una vez más será fundamental el apoyo de la afición desde la grada.