Cádiz CF

25 años de la gran gesta

  • Mañana se cumple un cuarto de siglo del día en que el Cádiz se clasificó por única vez en su historia para una semifinal de Copa Eliminó al Sporting con remontada en el Carranza

La subjetividad ha estado siempre a la orden del día en el mundillo del fútbol y a la hora de echarle un vistazo al historial del Cádiz ocurre tres cuartos de lo mismo. Las discusiones sobre las dimensiones de las diferentes hazañas del primer equipo amarillo no han faltado jamás, prefiriendo la mayoría de los aficionados alguno de los ascensos desde la categoría de plata. En cualquier caso, el mejor puesto cosechado entre los grandes en la competición de la regularidad sigue siendo el 12º de la temporada 1987/88, muy alejado de la zona por la que suelen deambular los principales equipos. Por eso no es un ejercicio de osadía afirmar que la hazaña más relevante del principal club gaditano a lo largo de su existencia se produjo realmente en el torneo copero.

Fue allá por la campaña 1989/90 cuando el Cádiz ocupó por única vez en su historia un lugar en las semifinales de la Copa del Rey. Entonces sí que se vio convertido de repente en un modesto disfrazado de grande. Los nombres de los otros tres protagonistas de aquel sorteo de semifinales lo dicen todo: Real Madrid, Barcelona y Valencia. Ninguna opinión sensata puede empañar tan indiscutible éxito.

La justificación de esta referencia a la memoria histórica del equipo cadista viene dada por el hecho de que mañana se cumplen 25 años del día en que el Cádiz eliminó al Sporting de Gijón en el Ramón de Carranza para asegurar su presencia en la penúltima ronda. Esto acaeció un inolvidable 25 de enero de 1990, fecha escrita con letras de oro en un palmarés escaso en anotaciones sobresalientes.

Antes se había dado cuenta de dos adversarios que militaban en Segunda División B -Mollerusa y Barcelona Atlético- y otro de Segunda División A, en este caso el Betis. La comodidad de la primera ronda contrastó con las dificultades superadas en las dos siguientes. El segundo equipo azulgrana llegó al descanso del enfrentamiento de vuelta con dos tantos de ventaja y solo se inclinó en una tanda de penaltis en la que el húngaro Szendrei detuvo tres lanzamientos de los visitantes. Por su parte, la escuadra sevillana fue por delante en el global hasta el minuto 72 de la segunda cita, situación salvada gracias a una fugaz reacción culminada por Jose en acción bastante agridulce pues sufrió una grave lesión en la celebración del tanto decisivo.

De esa manera, el Cádiz ya igualaba su mejor registro en la Copa, fresco aún porque la solitaria presencia en cuartos de final se había producido el ejercicio anterior, en la que el Valladolid fue el verdugo en una amarga tanda de penaltis. Hasta el día de hoy solo repitió entre los ocho últimos con ocasión del curso 2005/06, en la que el Espanyol cercenó las esperanzas de reeditar la gesta que cumple este domingo las bodas de plata.

La contienda a doble encuentro con el conjunto asturiano, con el premio del billete para semifinales en litigio, se abrió en Gijón, donde los visitantes resistieron estoicamente la igualada inicial pese a actuar en inferioridad numérica desde que Oliva fue expulsado en el minuto 43. El fenomenal trabajo en defensa y las portentosas intervenciones de Szendrei abortaron todos los intentos de los anfitriones.

La importancia del choque de vuelta era mayúscula y buena demostración de ello radicó en el regreso de Mágico González después de algo más de dos meses condenado a quedar fuera de las convocatorias debido a las profundas desavenencias del entrenador con el salvadoreño por las faltas de disciplina del ídolo de la afición. El asunto empezó a torcerse pronto aquel 25 de enero de 1990 al marcar Manjarín, pero poco después se cometió un penalti sobre Cortijo, que en esa acción sufrió una fractura de peroné. El reaparecido Mágico González aprovechó la oportunidad para restablecer el equilibrio y así se llegó al final del tiempo reglamentario a pesar de la expulsión del robiblanco Ablanedo I en el minuto 64. Ya en la prórroga, Marcelo, sustituto de Montero, anotó el tanto decisivo para jolgorio de una afición que dejó cinco millones y medio de pesetas en taquilla.

La aventura quedó finiquitada, como era más que lógico, en la semifinal contra el poderosísimo Real Madrid. Como lo más provechoso de esa eliminatoria, aparte de la posibilidad de ver una vez más en el Ramón de Carranza a uno de los grandes de Europa, se puede considerar el ingreso de casi 58 millones de pesetas en las arcas del club: 50 al ser televisado el choque de ida por los canales autonómicos y 7,9 por la taquilla de ese histórico partido.

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