A rey muerto, rey puesto. La derrota en La Línea provocó la rápida reacción de los dirigentes del Cádiz. Amanecía el lunes con una doble noticia emanada del club, que en la mañana de ayer anunciaba, por un lado, la destitución de Antonio Calderón e informaba, por otro, de que había llegado a un principio de acuerdo con Claudio Barragán, que emprendía viaje a la capital gaditana para cerrar su contratación y ponerse al frente de la plantilla de manera inmediata. Se estrenará en el banquillo el próximo domingo en casa en el choque contra el Lucena (a las 12 del mediodía) con la lógica obligación de guiar al equipo al triunfo.

El principio de acuerdo con Barragán no se tradujo en un anuncio oficial por parte del club de la contratación del técnico, algo que en condiciones normales de producirá hoy.

La destitución no afecta sólo a Antonio Calderón. El club prescinde además de su segundo, Chico Segundo. Esos son los dos únicos despidos realizados por la entidad, que en principio mantiene al resto del cuerpo técnico, señaló ayer el presidente, Manuel Vizcaíno. La sesión desarrollada en la mañana de ayer en El Rosal, en un día de transición, fue dirigida por el técnico del Cádiz B, Fernando Niño, y su ayudante, Manuel Salado. Los jugadores, los auténticos culpables de la situación, se ejercitaron ayer en un trabajo de recuperación tras la derrota en La Línea. El relevo de Chico Segundo lo tomará Alfredo Santaelena, que será la mano derecha de Barragán.

Se acabó. La segunda etapa de Antonio Calderón como entrenador del Cádiz llegó a su fin en la mañana de ayer cuando el club, por boca del presidente, Manuel Vizcaíno, y el director deportivo, Jorge Cordero, le comunicaban que prescindían de sus servicios. El club anunciaba en un escueto comunicado la destitución del técnico, al que agradecía sus servicios, un día después de la derrota sufrida por el conjunto amarillo ante la Balona (2-1) en el Municipal de La Línea. Los entrenadores dependen de los resultados y la reciente racha de tres partidos sin ganar terminó por ser determinante para que la entidad tomara la decisión del relevo en el banquillo. El Cádiz ocupa la quinta posición con 22 puntos, ocho menos que el líder, el UCAM Murcia. Se ha dejado en el camino 20 puntos, casi la mitad de los disputados, y el club considera que es necesario un cambio para intentar remontar posiciones y pelear por un liderato que ahora queda lejos. La dinámica en el juego había mejorado respecto al inicio liguero, pero de nuevo los resultados cabalgaron en contra del técnico.

El varapalo en territorio linense precipitó los acontecimientos. No sólo fue la derrota, pudo influir también la indignación de rupos de aficionados, que increparon al presidente y también al capitá, Josete. En el club ya habían barajado la posibilidad de despedir a Calderón hace varias jornadas tras el errático comienzo de temporada, pero la racha positiva de tres victorias consecutivas (ante Cacereño, Sevilla Atlético y San Roque de Lepe) paralizó cualquier movimiento en ese sentido hasta que la dinámica dio un giro traducido en tres jornadas seguidas sin ganar (las más recientes), con dos empates (ante Almería B y El Palo) y la derrota en La Línea (la segunda de la temporada) que acabaron con la paciencia de los rectores de la entidad.

El despido del entrenador y el inmediato anuncio de su sustituto reflejan que el Cádiz llevaba tiempo en movimiento para hacer un cambio en el banquillo, como así ocurrió después de 14 jornadas ligueras y tres eliminatorias de la Copa del Rey. No había confianza en el gaditano y el cese fue fulminante. La rapidez de la aparición en escena de Barragán deja a las claras que los gestores del Cádiz no contaban con Calderón.

En su segunda etapa como preparador cadista (la primera data de la campaña 2007/08 en Segunda División A), Calderón estuvo al frente de la nave amarilla en 27 partidos divididas en dos ejercicios (22 de Liga, dos de fase de ascenso y tres de la Copa del Rey) desde que aterrizó el pasado mes de marzo. El balance numérico es de 14 victorias, diez empates y tres derrotas. Llegó a falta de ocho jornadas para el final del campeonato liguero de la pasada temporada en sustitución de Raúl Agné y fue un revulsivo tanto para el equipo como para la afición. El Cádiz ganó seis y empató dos de eso ocho encuentros y se metió la fase de ascenso como cuarto clasificado. Se cruzó con L’Hospitalet en la primera ronda y cayó eliminado tras empatar en casa sin goles y perder en tierras catalanas por 2-1 cuando ganaba por 0-1 a pocos minutos para el final del encuentro.

Poco después de la eliminación del Cádiz, el presidente, Manuel Vizcaíno, anunciaba la renovación de Calderón, que dirigía una plantilla renovada con amplitud en el primer proyecto deportivo diseñado de manera íntegra por Locos por el Balón con el objetivo innegociable del ascenso previo paso por el primer puesto del grupo IV. 

Pero las cosas no salieron bien del todo por la irregularidad de un equipo que, por una causa u otra, dejaba escapar los partidos (contra el Granada B, El Palo y la Balona) o empataba de manera agónica (ante Marbella, Melilla y Almería B). La paciencia del club se agotó y el banquillo tiene nuevo inquilino.