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Juan Villar, un futbolista pasado de revoluciones

  • El atacante onubense no sabe controlarse sobre el terreno de juego y acumula ya cinco cartulinas amarillas en los cuatro encuentros de Liga en los que ha participado.

No es habitual que un futbolista que ocupa posiciones en la zona atacante sea el que vea más tarjetas en un equipo. Lo normal sería que el más tarjeteado fuese un especialista en labores defensivas, pero en el Cádiz no es así. Y es que Juan Villar acumula nada menos que cinco cartulinas amarillas en los cuatro partidos de Liga en los que ha participado -no se desplazó al pésimo campo del Marbella por una sobrecarga muscular-, es decir, más amonestaciones que encuentros. Es un caso llamativo porque no se puede considerar que entre dentro de los parámetros de la normalidad que un extremo siempre figure en el capítulo de amonestaciones en el acta de cada partido.

Más allá de que los árbitros se puedan equivocar o no en la toma de decisiones en apenas segundos, lo cierto es que es habitual que Juan Villar se vea envuelto en situaciones que le acaban costando un disgusto a él y a todo el equipo en casos como el del pasado sábado, cuando fue expulsado tras ver la segunda amarilla a falta de 23 minutos para el final del choque contra el Granada B.

Algo pasa con Juan Villar. No es nuevo su carácter difícil sobre el césped, aunque tiempo de sobra ha tenido para aprender de los errores y tener un poco más de autocontrol. La experiencia en este caso no es un grado. Lejos de corregir su comportamiento dentro del terreno de juego, mantiene una actitud arisca, acelerada que le hace meterse en más de un problema. Como se suele decir, se le va la olla y perjudica al equipo, como quedó demostrado el sábado. Cuando el Cádiz tenía el partido donde quería, con una ventaja mínima que podía ser suficiente, el futbolista realizaba una gran jugada, se internaba en el área y allí se dejaba caer cuando se topaba con un adversario. El árbitro no lo dudó, señaló falta en contra por el piscinazo y le mostraba la cartulina por intentar buscar el penalti a través del engaño. El colegiado ya le había tomado la matrícula a Juan Villar, que minutos antes había protestado de manera airada un par de fueras de juego señalados por el auxiliar de banda. Y si después de tanto protestar, el jugador se tira dentro del área, ¡zas!, tarjeta al canto y, al ser la segunda, a la calle.

Técnicos y compañeros han aconsejado más de una vez al extremo que atempere sus maneras en el terreno de juego. Por su bien y por el bien colectivo. Pero no hay forma. Cuando el sábado cayó dentro del área y el árbitro le mostró la segunda amarilla, ningún jugador del Cádiz se acercó a reclamar al colegiado. El onubense se quedó solo en su protesta.

Era complicado que Juan Villar pudiera terminar el partido después de haber visto su primera amonestación a los 3 minutos. Demasiado tiempo por delante para un futbolista al que no resulta extraño ver pasado de revoluciones cuando se bate el cobre sobre el césped. El sábado marco el gol del Cádiz pero luego metió la pata al dejar mermado al equipo en la recta final del encuentro.

Cinco son las cartulinas amarillas mostradas en la Liga al 7 del conjunto cadista -en los dos duelos de la Copa del Rey salió airoso-. La primera la vio en el partido inaugural contra el Betis B. Según reflejó el árbitro en el acta, fue por no respetar la distancia reglamentaria en la ejecución de un saque de banda. El equipo ya ganaba por 2-0.

En el segundo partido, frente al Jaén, el jugador fue amonestado, según el colegiado, por encararse con un contrario sin llegar la insulto ni amenaza. En el tercero, ante La Roda, fue en ese caso por discutir con un rival sin llegar a más.

En el choque contra el Granada B, Domínguez Cervantes explica en el acta que la primera amonestación se debió a que tocó el balón con el brazo y cortó la posibilidad de que fuera jugado por un adversario. En la segunda el árbitro refleja con claridad que es por "dejarse caer dentro del área contraria, simulando ser objeto de falta".

Juan Villar ha iniciado el recorrido en la que es su tercera temporada en el Cádiz y el sábado, en su partido oficial número 76 con el conjunto amarillo, sufrió su primera expulsión como integrante de su actual club. El onubense suele estar entre los jugadores de la plantilla que más amonestaciones recibe. El curso pasado vio 11 cartulinas, sólo superado por Jorge Luque, con una más. Hace dos campañas, en la de su estreno como cadista, fue el más tarjeteado del plantel con 13. En total, 29 cartulinas entre las dos temporadas anteriores y lo poco que se lleva de la actual.

Si en la 2014/15 mantiene el ritmo con el que ha empezado, superará con creces el número de tarjetas. Depende de él, de si es capaz de dominarse y centrarse en el fútbol. Sus goles son más necesarios para el equipo que sus cartulinas.

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