El pasado 28 de marzo, hace cuatro meses y medio, el Cádiz estaba más al borde del precicipio que nunca. El presidente desde el pasado 21 de julio, Manuel Vizcaíno, rememoró ayer esa fatídica fecha en la que "había un informe de los administradores concursales que decía que el chiringuito había que cerrarlo".

En declaraciones realizadas durante el acto de presentación de la revista ¡Ese Cádiz... Oé! dedicada al Trofeo Carranza, en Conil, y sin entrar en detalles sobre los motivos de la enorme deuda del club y sus causantes -Sinergy fue el último en dejar un boquete-, Vizcaíno tomó como punto de referencia ese fatítico día de finales de marzo para exponer el cambio de rumbo que dio la entidad con Locos por el Balón. "Llegamos con toda la ilusión del mundo y ganas de trabajar, y hoy en día todo es alegría e ilusión, que es lo que nos gusta".

El mandatario de Locos por el Balón y de la entidad cadista sostuvo en su breve discurso que "el entorno que rodea al Cádiz es de Primera División, la afición es de Primera, pero el equipo está en Segunda B y nos queda mucho trabajo por delante para conseguir el ascenso".

El presidente del club considera que el Cádiz tiene una plantilla de calidad y por ello "le exijo a los jugadores pelear por el Trofeo Carranza. No me asustan los rivales, ni el Atlético de Madrid ni mi Sevilla, porque mi Cádiz es mucho mejor que mi Sevilla. Tampoco me asusta nada la Sampdoria".

Vizcaíno puso de manifiesto la ilusión por el nuevo proyecto y a la vez la exigencia para que el Cádiz salga cuanto antes de Segunda División B.