Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Elecciones Andalucía

Tiempo de mudanza

  • La caída tan brutal del PP, de Teófila Martínez, en Cádiz era totalmente inesperada. Ahora todo queda en manos de una coalición de izquierdas compuesta por la casta y los emergentes

Teófila Martínez ha terminado su etapa al frente de la ciudad de la forma más abrupta e inesperada posible. Y la más injusta también. Ha pasado de ser el referente de los alcaldes del PP en toda España a uno de los principales ejemplos de la debacle conservadora en el país, tras las municipales. La marea provocada por las políticas económicas del gobierno de Mariano Rajoy, desmantelando el Estado social construido a lo largo de las últimas décadas, y los propios errores de gestión en la ciudad, se han llevado por delante a una alcaldesa que, analizando con objetividad sus veinte años de mandato, no debería de haber concluido de esta forma su labor.

En el PP dirán que ellos han ganado las elecciones. Sí, son los más votados y los que más concejales han obtenido, pero diez escaños sobre veintisiete se barruntan demasiado escasos como para sacar adelante un gobierno estable. Y las ganas de los partidos de la izquierda por echar a Teófila Martínez de San Juan de Dios dejan claro que ninguno está por la labor de darle su apoyo.

Sólo en el hipotético caso de que los tres partidos de la izquierda sean incapaces de cerrar un acuerdo para gestionar el Ayuntamiento podría tener una posibilidad un gobierno en minoría por parte del PP. Teófila Martínez no es de las personas que se amilanan ante las dificultades. Pero dudo que tenga las ganas políticas de gobernar con la continua espada de Damocles sobre ella, controlando de forma exhaustiva todas sus decisiones y paralizando en el pleno cualquier decisión que pueda adoptar sin el más mínimo consenso. No hay que descartar tampoco que sea el propio PP el que anime a un gobierno tripartito de izquierdas con la esperanza de que unas fuerzas tan heterogéneas acaben peleadas. Desde el partido conservador se tiene claro que habrá un gobierno de izquierda, con José María González (Podemos) al frente de la Alcaldía, y ahora sólo esperan que con el tiempo se acabe demostrando que los otros son incapaces de cumplir con sus compromisos.

Cuando las encuestas, propias y ajenas, daban la mayoría por perdida al PP desde esta formación ya se pintaban acuerdos con Ciudadanos, formación que tampoco ha logrado los resultados por ellos esperados. De esta forma, sólo sería factible frente a un gobierno puro de izquierdas, por aquello de los números, una coalición PP-PSOE, algo que está más en el mundo de los sueños que en el de la realidad.

Quién le iba a decir al PSOE, que gobernó con mayorías absolutas durante doce años, que iba a acabar convirtiéndose en un partido bisagra en Cádiz. Puede mantener en el poder al PP de Teófila o darle la Alcaldía a José María González de Podemos. Tiempo de dudas en San Antonio que, evidentemente, verá su decisión afectada de forma notable con lo que finalmente decida Sevilla o Madrid sobre pactos de gobierno. No olvidemos que en la sede gaditana del PSOE ya estaban esperando a Fran González con las navajas preparadas buena parte de la histórica militancia que quedó fuera de la candidatura, acostumbrada hasta ahora al reparto de puestos por familias políticas. González, el del PSOE, no va a tener más remedio que aceptar lo que digan desde arriba si quiere mantener su cabeza en su sitio.

Que una coalición de izquierdas gobierne la ciudad no es nuevo en nuestra historia reciente. Ya pasó en 1979, con el PSOE de Carlos Díaz, el PCE y el PSA. Y la ciudad progresó y mucho, y se hicieron bien las cosas, viniendo como venía Cádiz y su Ayuntamiento de los años oscuros del franquismo. Cierto que eran otros tiempos, otras personas, otros ideales. Tiempos en los que todos pensaban en favor de la ciudad, no en contra de los del 'otro bando'.

No es sencillo cerrar una coalición entre Podemos, PSOE y Ganemos. Si escarbamos un poco en la hemeroteca, entre ellos no se han lanzado precisamente piropos en los últimos meses. Todo lo contrario. Por lo pronto, PSOE y Ganemos (su líder es dirigente de IU, no lo olvidemos) son ejemplos puros de la casta que tanto combate Podemos desde sus orígenes. En la noche del pasado domingo, Podemos San Fernando, aquí al lado, ya avisaba que no iba a pactar con "los partidos del régimen". Claro que en La Isla ellos no encabezarían un hipotético gobierno de coalición de izquierdas, lo que sí pasaría en Cádiz.

El tercer pilar de este gobierno es Ganar Cádiz en Común, Ganemos. Esta coalición de diversos partidos, como IU, y colectivos ciudadanos, se ha visto tocada de lleno por el impulso de la marca Podemos. Sus dos escaños se antojan escasos ante el que era, como ya escribimos en su momento, el programa electoral mejor elaborado de todos los presentados a estas elecciones. Desgraciadamente, para una buena parte del electorado de izquierda deseoso de un cambio político parece que ha pesado más la imagen del partido de Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez que la seriedad de la propuesta de un grupo del que forman parte varios de los colectivos que más han luchado en la calle en estos años, con más o menos razón. Algo que también debería llamar a la reflexión. Los dirigentes de Ganemos también tendrán que tragar mucho a la hora de apoyar a José María González como alcalde. No olvidemos que en su momento no fueron capaces de cerrar una candidatura única. Horas antes de las elecciones un destacado miembro de esta formación hablaba con este cronista y casi se echaba las manos a la cabeza pensado en 'Kichi' como alcalde de Cádiz.

Descolgado de todo se queda Ciudadanos. Iba a ser, o por lo menos así lo decían los medios, la llave para dar el poder a unos o a otros, y al final ha quedado arrinconado con dos concejales.

Gobierne o no gobierne, le tocará al PP hacer una profunda reflexión de por qué ha terminado, o puede terminar, esta larga etapa de gobierno. Dejando a un lado el efecto tsumani de las políticas socioeconómicas del gobierno Rajoy, Teófila Martínez y su equipo no han sabido torear con diversos problemas que se han ido topando en los cuatro últimos años de gestión. Las protestas de colectivos sociales, tanto en los plenos como en la calle, han chocado con la incapacidad para el diálogo demostrada por muchos de los concejales populares, arrogantes de naturaleza tanto con los ciudadanos como con los propios trabajadores municipales. En muchos de estos casos el PP sólo ha dado marcha atrás cuando la marea de la queja vecinal había crecido hasta límites insostenibles. Todo ello unido con un paro que no baja, por mucho que el presidente del Gobierno anunciase en plena campaña que ya nadie hablaba del desempleo.

Aún así, es más llamativa la derrota de Teófila Martínez, pues de un plumazo ha dejado de ser el referente municipalista del PP en toda España. Le han dejado de votar muchos de sus fieles y ha recibido un voto en contra cargado de rencor hacia su persona. Es algo que le obliga a reflexionar. Que Martínez no inaugure el puente de la Constitución de 1812 como alcaldesa de Cádiz, algo impensable hace un año, se vislumbra ahora como una posible y dolorosa realidad. Y más que sea Kichi el que corte la cinta ¿acompañando al Rey y a Rajoy?

José María González inicia una etapa que ni él se esperaba hace unas semanas. Puede ser el próximo alcalde de Cádiz, tras recibir 18.277 votos, cifra similar a la que Podemos logró en las pasadas elecciones autonómicas en Cádiz, a pesar del aumento global en el número de votantes en los comicios del pasado domingo. Si finalmente es elegido alcalde, lo será gracias a una coalición de izquierdas con cuyos programas electorales tendrá que proyectar la gestión municipal que emprenda en los próximos años, sin duda sin olvidar algo que ha pregonado en los últimos meses: gobernar para la gente de la calle, que al final son los poco más de cien mil vecinos que tiene la ciudad. Descubrirá entonces que gestionar una ciudad, y más una como Cádiz, no será nada, nada fácil. Y que quienes antes protestaban ante Teófila lo harán ante él, reclamando vivienda y trabajo. Y otras cosas.

La jornada electoral del pasado domingo fue, finalmente, brillante para Cádiz como ciudad. Más allá de los resultados de cada una de las candidaturas, conviene destacar la elevada participación, con cerca de diez puntos más que hace cuatro años. Los que decían, decíamos, que buena parte de los gaditanos le daban la espalda a su ciudad, se equivocaban, nos equivocábamos, de plano. Hay interés por la política, por el futuro de Cádiz. Y siempre para bien, la gente ha ido a las urnas para dar su opinión responsable. Ahora sólo queda que se cumpla.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios