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Elecciones Andalucía

Otras elecciones con el tranvía

  • El proyecto, que marcó las municipales de 2007, sigue siendo clave en la campaña Los retrasos y los fallos en la ejecución de la obra han desilusionado a la ciudadanía Curiosamente, todos los partidos defienden ahora la peatonalización del centro

SI hace ocho años a los votantes de aquellas tensas municipales que marcó el tranvía se les hubiera avisado de que llegarían a las urnas de 2015 con la calle Real todavía en obras y con serias dudas acerca de la viabilidad del proyecto se habrían mostrado -seguro- bastante más que incrédulos. Pero así ha sido. ¿Qué les vamos a contar, verdad? No ha habido problema, fallo, error, retraso o deficiencia que no se haya dado en una ejecución de obra de antología que ha llevado a la ciudadanía -incluso a los más firmes defensores del proyecto- a una situación de pleno hartazgo y aburrimiento mientras que la Junta y el Ayuntamiento protagonizan con cierta periodicidad sus habituales episodios de desencuentro: por las losas rotas y el lastimoso estado de la principal vía de la ciudad, por el excesivo tráfico rodado que circula por la calle, por la subestación eléctrica que no se termina de firmar, por el carril bici, por las desmesuradas marquesinas y armarios técnicos que se colocan justo delante de iglesias históricas y edificios protegidos, por las obras complementarias que no se han hecho, por los retrasos, por que en las obras no se contratan a parados de La Isla...

El tranvía marca desde hace ocho años buena parte de la agenda municipal dada la dimensión del proyecto y su desafortunada ejecución e influye necesariamente en lo que piensa la ciudadanía de cara a las votaciones del próximo domingo. Tuvo mucho que ver en las municipales de 2007, cuando tan solo se hablaba de un proyecto que aspiraba a darle la vuelta a la ciudad. Pero también con lo que pasó después, con el descontento de un sector de la derecha que no comprendió el pacto de gobierno que el PP -a pesar de su rotundo rechazo al tranvía-suscribió entonces con el PA, lo que avivó luego la experiencia política independiente de Ciudadanos por San Fernando y sus posteriores evoluciones hacia Ciudadanos (C's), Vox e, incluso, hacia la Plataforma 3R, formación gestada en el mismo seno de la lucha antitranvía que se ha convertido en la sorpresa de estas municipales.

Es, evidentemente, el partido que más tajantemente se posiciona en contra de un proyecto que considera a todas luces ilegal por la doble sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) de 2010 que, a raíz de las expropiaciones de la manzana de Montañeses de La Isla, consideraba nulo todo lo que se había llevado a cabo.

Aunque la Junta asegura con insistencia que se trata de una cuestión resuelta y completamente zanjada desde hace años con el visto bueno de la autoridad judicial, la contundencia de aquella doble resolución judicial constituye la piedra angular de una amplia batalla legal y administrativa que la plataforma antitranvía, ahora reconvertida en partido, lleva a cabo desde hace justo un año. Su última acción se ha llevado a cabo justo unas semanas antes de la campaña al anunciar que habían presentado un recurso contra el tranvía ante la Audiencia Nacional. "Hemos conseguido poner el tranvía al nivel de Bárcenas y de Rato", decía su candidato, Juan José Fornell, hace unos días.

Aunque su programa de gobierno se centra en el deterioro urbano y en la gestión municipal, su objetivo, en lo que atañe al tranvía, es frenar las obras y esperar a que las autoridades judiciales dispongan lo que hay que hacer. "La sentencia del TSJA -recuerdan- es firme porque la Junta retiró el recurso de casación ante el Supremo. Se llegó incluso a pedir su ejecución. Y la ley está para cumplirla".

Muy cercano a su postura se encuentra Vox, que también concurre por primera vez a las elecciones municipales. Su candidato, Carlos Zambrano, piensa también que hay cuestiones muy serias que resolver antes que continuar con las obras. Y UPyD, cuyo alcaldable, José Ángel Expósito, asegura "que no sería bueno ni honrado asumir una obra ilegal".

El resto de formaciones, curiosamente, coincide en una cuestión elemental: que a estas alturas lo único sensato que se puede hacer con el tranvía es acabar rápido y bien las obras para evitar ocasionar más perjuicios a los vecinos, al tráfico, al comercio y a la hostelería. "Uno de nuestros pilares es el sentido común. Y aquí ya no hay vuelta atrás", llega a decir el candidado de Ciudadanos, Javier Cano, otrora destacado líder antitranvía.

Y es que esa perspectiva no impide desde luego que algunos formaciones, como C's o el propio PP, se muestren muy críticas con la gestión que se ha hecho del proyecto, que consideran completamente nefasta. O que incluso no duden en mostrar su absoluto escepticismo ante la viabilidad futura -técnica y económica- de un medio de transporte que ni siquiera tiene todavía autorización de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) para circular por la vía férrea, lo que ha llevado incluso a suspender las pruebas que estaban previstas para el pasado mes de abril.

"El tranvía es un monumento a la ineficiacia y a la improvisación", afirma el candidato del PP a la Alcaldía, José Loaiza, al hablar sobre el conflicto que ha supuesto el proyecto y al lamentar que la calle Real se haya convertido en uno de los principales problemas que ha tenido como alcalde en los últimos cuatro años.

PSOE, PA e IU por su parte, reconocen los errores de la obra, que han sido muchos, pero mantienen intacta su fe en las bondades de un proyecto que -insisten- puede ser un revulsivo económico para la ciudad, para su hostelería, para su comercio. El buen sabor de boca que dejaron las primeras y únicas pruebas del tranvía que se hicieron en la ciudad en el pasado mes de noviembre, cuando representantes de los colectivos ciudadanos se subieron a bordo de la primera unidad para hacer el minirrecorrido entre La Ardila y el Pinar de los Franceses, afianza su postura.

Lo que hay que hacer -reiteran- es acabar la obra y facilitar desde el Ayuntamiento su puesta en marcha en lugar de poner trabas y firmar el convenio para construir la subestación eléctrica de Janer que abastecerá a este medio de transporte metropolitano y que tardará año y medio en levantarse. Hasta que no esté en funcionamiento será imposible que el tranvía se ponga en marcha, recuerda el PSOE.

Para la candidata socialista a la Alcaldía, Patricia Cavada, la situación de la calle Real es responsabilidad del Ayuntamiento, que modificó el proyecto original para optar por un diseño puramente peatonal y luego, hace cuatro años, abrió la veda al tráfico rodado que sin control alguno circula por la calle Real. "Si ese tráfico se diera también en la calle San Rafael o Rosario, las losas estarían igual, completamente rotas", advierte.

Pero no todo lo que ha legado el tranvía es malo. Está la peatonalización, que ha suscitado un amplio consenso hasta en las fuerzas políticas que más detestan esta obra faraónica. Nadie se plantea ya volver a abrir al tráfico rodado los tramos más céntricos de la calle Real, entre la San Francisco y la Alameda y la plaza de la Iglesia. Ni siquiera Plataforma 3R o Vox. El centro más centro se ha ganado para los ciudadanos. No se quieren coches en medio de la plaza del Rey ni en las proximidades de un entorno que se quiere convertir en el gran escaparate de la hostelería isleña, con bares y terrazas que han empezado a animar el centro.

De eso está especialmente orgulloso el candidato del PA, Fran Romero, que se muestra satisfecho de la "valiente decisión" que su partido adoptó en su momento para peatonalizar la calle Real y que tan buena acogida, en este sentido, ha tenido entre la ciudadanía.

Para el candidato de Izquierda Unida, Gonzalo Alías, es vital vertebrar esa concepción metropolitana del tranvía en el marco de la Bahía, donde se asegura que se convertirá en un elemento clave de la movilidad entre sus municipios.

Eso sí, muchas son las formaciones que abogan por replantearse el tema del tráfico en el resto de la arteria principal de la ciudad -más allá del tramo comprendido entre la Alameda y la Iglesia Mayor- para poner remedio a los problemas de movilidad que tiene el casco urbano desde que en 2007 comenzaron las obras del tranvía sin un plan de tráfico alternativo.

Solucionar el problema de accesibilidad que tiene el centro, dotarlo de mayor permeabilidad, adecuar las prometidas bolsas de aparcamiento que se comprometieron hace ocho años y señalizar recorridos para el tráfico rodado son algunos de los retos que acompañan todavía a las obras del tranvía. Y de su buena ejecución -que presumiblemente tendrá que abordarse en los próximos cuatro años- depende que la experiencia, a la postre, resulte positiva.

Hay, no obstante, más asignaturas pendientes que acompañan al tranvía, como por ejemplo la ejecución de las olvidades obras complementarias que en su día se pusieron sobre la mesa, especialmente, en lo que se refiere a la conexión entre la avenida Constitución y la autovía por detrás de Janer, que abriría un eje alternativo al tráfico rodado que accede a la ciudad desviándolo así de la zona peatonal.

A La Isla, en definitiva, le queda todavía mucho tranvía por delante. Pero, eso sí, los próximos cuatro años serán decisivos para revertir la complicada tramitación de las obras y para hacer posible que la experiencia, al final, termine siendo un éxito. O no.

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