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Elecciones Andalucía

Kichi, que ahora se resigna a que le llamen José María

  • El candidato de Por Cádiz Sí Se Puede vuelve al bar de su Facultad "¿A qué mente preclara se le ocurrió mandar la Universidad al campo?"

Mira que el periodista le había preparado a Kichi ("ahora me tengo que llamar José María", dijo) un entorno digamos poco hostil para este encuentro: la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras, donde el candidato de Por Cádiz Sí Se Puede se ha tomado "miles de cortados en invierno y cafés solos con hielo en verano", mientras estudiaba Geografía e Historia, de las que es licenciado. Pero ni por esas. Resulta que en los pasillos del templo de Aristóteles está prohibido hablar de Política en campaña electoral. Enfrascado estaba el político novel en una conversación múltiple con estudiantes a los que interpelaba sobre ideas e iniciativas para su programa cuando el personal de servicios avisó de que se necesitaba un permiso del decano para eso. La inaudita rigidez académica en la casa del pensamiento libre es solventada pronto: en realidad, la cafetería es territorio del que tiene la concesión, y ahí no manda el decano, al contrario que en los pasillos y otras dependencias.

Antes, en un ambiente aún amistoso, José María o Kichi había sido recibido por parte del personal de servicios con abrazos y expresiones afectuosas del tipo "¿qué pasa, señor alcalde?" y "¿qué pasa, cohone?", a lo que siguieron comentarios nostálgicos sobre el "ambientazo" que había antes en la Universidad y cómo ha cambiado a peor desde que "a una mente preclara se le ocurrió trasladar al campo las instalaciones universitarias", según Kichi. La conversación desemboca en el paro. González cuenta que el candidato número 11 de su lista, soldador de profesión, "ha tenido que irse a trabajar fuera", o sea que no espera salir como concejal, aunque esto último ya lo comenta el periodista.

Kichi ha decido sacar su libreta, rotulada como Cuaderno municipal y tomar nota de lo que le dicen. Los primeros estudiantes a los que se presenta muestran estar despiertos y les plantean asuntos concretos: "Más residencias universitarias, que somos de fuera", "el transporte público es carísimo, y además unos horarios escasos". El candidato aprovecha para explicar su programa de potenciación del transporte público, con la implantación de un verdadero servicio nocturno, y por supuesto, la gran apuesta por los carriles bici.

Un estudiante llamado Miguel Ángel lo bombardea con preguntas sobre utilización de edificios vacíos, la economía local, el déficit económico municipal, los posibles pactos poselectorales... El candidato no se arruga y considera "muy interesante" la conversación, afirma que la deuda "primero hay que auditarla, ver qué dinero hay, en qué se ha gastado", y concluye que "sólo podría acordar cosas con otras fuerzas que siguieran la voluntad y la idea generalizada de que el teolfilato se ha acabado".

En una mesa de la cafetería, Miriam, Cristian y Juanma, a punto de tener su primera vez con las urnas municipales, no tienen muy claro su voto. El segundo es el más hablador, preocupado como está con la contradicción entre los numerosos desahucios y los grandes sueldos de los políticos, y que "la palabra alcalde se asocia a corrupción". Kichi le informa de que en Por Cádiz Sí Se Puede tienen el compromiso de no cobrar más de tres veces el salario mínimo interprofesional y que "por supuesto" él volverá a su puesto de profesor de instituto tras ocho años como representante político.

En una mesa contigua, César, de San Fernando, de primeras piensa que José María González le quiere "vender algo" y se excusa, pero después accede a intercambiar ideas con él. Resulta ser un antiguo militante del PSOE de La Isla desencantado "de las luchas por el poder" que han convertido su partido en "un campo de minas" y que observa con una cierta esperanza la aparición de fuerzas como Podemos. Animado, Kichi, le explica sus proyectos sobre energías alternativas, que dan "cuatro vecesmás empleo que las tradicionales", y su plan de remunicipalizar algunos servicios como la limpieza "con coste cero y unos beneficios de dos millones y medio" para Cádiz.

Los camareros no quieren opinar: "Nosotros tenemos que ser como la policía, no tenemos criterio, no somos de ningún partido, ni del Madrid ni del Barça". Sólo a uno de ellos se le escapa que "esta gente (los estudiantes) son los que tienen que espabilar, que parece que no se interesan por la política". José María Kichi no está de acuerdo: "Hay mucha más conciencia política de lo que se dice en la juventud", y recuerda, mientras se despide de la cafetería, que ya en un jeroglífico egipcio se criticaba la supuesta indiferencia de la juventud.

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