Bicentenario

La necesidad de unión y la crisis de los políticos

  • Los intervinientes de la sesión de ayer coinciden en apoyar una política común.

Dos continentes que de alguna forma estuvieron muy unidos hace siglos deben reencontrarse de nuevo y marcar una ruta común para afrontar los nuevos retos del siglo XXI. Este es uno de los mensajes que se puede sacar en claro tras el acto de la asamblea de Eurolat ayer en el Oratorio. Los distintos intervinientes remarcaron los nexos de unión de ambas regiones como punto de partida de una unión parlamentaria, política e institucional.

Así lo expusieron, por ejemplo, los presidentes latino y europeo del Eurolat. Gloria Oquelí, la presidenta del componente latino-americano, exhortó a "que nos aprestemos a emprender los cambios que exige esta alianza de dos grandes regiones para un mejor futuro", convencida de que "a mayor integración, mayor desarrollo de ambas regiones". Y José Ignacio Salafranca, el presidente del componente europeo, también apostó por que la Unión Europea y América Latina "hagan frente de manera conjunta a los problemas y retos actuales", entendiendo que la voluntad política "será la que mueva las relaciones" entre ambas regiones.

El secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, también entiende que el actual "es un momento muy apropiado para reflexionar y revisar políticas", destacando que esta misma visión sea la que tenga España y en ese camino haya orientado la Cumbre Iberoamericana. Oportunidad "de debate sereno sobre el futuro de nuestras democracias" y un trabajo conjunto "para conseguir los fines" son las claves que la presidenta de la Fundación UE-LAC, Benita Ferrero-Waldner, ve en relación a la asamblea del Eurolat.

Y el papel de los políticos, que precisamente son los que tienen que aunar voluntades para unir Europa con América Latina, también fue puesto de manifiesto en el acto de ayer. En este sentido, el más directo fue el presidente del Senado de Chile, Camilo Escalona: "El mundo espera mucho de nosotros pero también desconfía; nos exige y al mismo tiempo existe indiferencia. Por eso, lo que podamos aprender los unos de los otros tiene suma importancia para nuestros países", afirmó, concluyendo que no hay solución a los problemas y crisis actuales "sin democracia y fuera de la política". Una democracia que su homólogo español, Pío García Escudero, entendía que debía ser "más transparente y participativa" en estos tiempos tan difíciles. "De nosotros depende hacerlo posible", concluyó.

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