Prevención, concienciación y formación serían tres elementos importantes en el fortalecimiento de la seguridad marítima. De ella sabe mucho Francisco Piniella, profesor titular de la UCA en su Factultad de Ciencias Náuticas de Puerto Real y autor de varios trabajos, muchos de ellos relacionados con la seguridad de todos los que viven de la mar.

Y Francisco Piniella, también colaborador de Diario de Cádiz, acaba de publicar un libro titulado La Seguridad del Transporte Marítimo, una obra de 636 páginas pensada fundamentalmente en el profesional y el alumno de Ciencias Náuticas o Ingeniería Naval, tal y como afirma el mismo Piniella. Todo esto a pesar de que "aunque ellenguaje es técnico también se ha intentado que sea comprensivo para el lector no especializado".

Francisco Piniella fue hace años concejal del Ayuntamiento de Cádiz, lo que le hace gran conocedor de los proyectos para la ciudad que pululan por la mente de muchos. Sobre la seguridad en el Puerto de Cádiz, Piniella es taxativo y dice que "si el Puerto de Cádiz no fuera seguro, estaría cerrado". Reflexionando algo más la cuestión, el profesor de la UCA medita sobre el proyecto de abrir la ciudad al mar y afirma que esto "se hace incompatible con los códigos internacionales de seguridad actualmente vigentes a raíz de los sangrientos atentados del 11-S". "La apertura de la ciudad al mar es sólo un sueño en el caso del transporte de mercancías, que necesita de una seguridad extrema". Esa apertura, afirma Piniella sólo es admisible con los buques de recreo. Y de hecho afirma que "si el Puerto de Cádiz tuviera más espacio se podría pensar en dejar el frontal para embarcaciones de recreo pero el muelle ni tiene espacio ni recursos suficientes para permitirse este extremo". De todas formas asegura que se alegra de que no haya mucho espacio ocioso para llevar a la práctica ideas como esta porque "mucho suelo sin uso podría influir en la disminución de la competitividad del Puerto de Cádiz".

Y mucho de que hablar con alguien tan preocupado por la seguridad: Pepita Aurora, Alakrana, Prestige.

Sobre el pesquero barbateño, Piniella afirma que lo ocurrido responde a la teoría del "efecto dominó", ya que fue un cúmulo de circunstancias lo que provocó ese desastre: "fallos en la construcción, en la comprobación por parte de la Administración de que el buque cumplía con lo que decían sus planos, y, el resto, ya lo sabemos, con las malas condiciones meteorológicas, la tragedia estuvo servida".

El libro de Piniella tiene cuatro apartados principales: uno de dicado a las inspecciones de seguridad, otro a cómo actuar en casos de emergencia, un tercero a la contaminación y otro a la formación de la gente del mar.

En cuanto a las inspecciones, Piniella aboga una vez más por la concienciación por parte de los que salen a navegar. A pesar de que minimizar riesgos implica en ocasiones grandes inversiones a veces imposibles de asumir por los armadores, y menos ahora con la crisis, el profesor de Náuticas dice que "en la seguridad no hay costes sino inversión". "Esto no quita para que la Administración subvenciones los cambios para aminorar, en l a medida de lo posible los riesgos".

En el tema de la contaminación, Piniella admite que prefiere aleecionar a sus alumnos sobre la importancia de la prevención. "Cuando el desastre ecológico ya está servido no hay nada que hacer. Hay que trabajar para evitarlo", comenta.

En cuanto a la formación, Francisco Piniella avisa que considera que la pesca artesanal sufre las consecuencias de un vacío legal que deja tras de sí la Directiva Europea sobre Seguridad en buques de pesca, que "deja la deja al margen cuando realmente se trata de la flota mayoritaria". Afirma que "es un sector muy vulnerable y la seguridad en este tipo de buques requiere de una concienciación importante tanto en los pescadores como en la propia Administración aumentando los controles en prevención de riesgos laborales".