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Cádiz

Cádiz pierde 35 plazas de geriatría por el cierre de la residencia Alameda

  • El centro situado en Vea Murguía no cumple las condiciones necesarias, lo que obliga a la Fundación Sauce a trasladar a la mayoría de residentes a San Fernando · El cierre definitivo será antes de fin de año

Los últimos datos relativos a la capital gaditana indican un constante envejecimiento de la población, con alrededor de 23.000 habitantes mayores de 65 años. Y la carestía de ofertas de residencias geriátricas es notable, con cifras -no oficiales, pues estas no existen o no se conocen- que rondan las 600 ó 700 solicitudes en lista de espera. Por eso, el anuncio del cierre de la residencia geriátrica Alameda es un duro varapalo para Cádiz.

El centro, que años atrás se denominara Jesús Abandonado, en la calle Vea Murguía muy cerca de la Alameda Marqués de Comillas, dejará de prestar su servicio antes de final de año, por lo que se perderán 35 plazas de geriatría de las casi 500 que existen en la actualidad. De ellas, 20 plazas eran concertadas con la Junta de Andalucía, 4 con el Ayuntamiento y el resto privadas (pero en un régimen muy especial).

Los responsables de la residencia Alameda (que es propiedad de la Fundación Sauce) confirmaron ayer a este periódico la noticia. Y el motivo no es otro que el incumplimiento de las normativas relativas a este tipo de equipamientos, según precisaron la vicepresidenta de la Fundación Sauce, Adela Fernández, y la directora del centro, Nuria Martín-Arroyo.

La escalera de acceso a los pisos superiores es la clave de la situación. Sus medidas, pendiente y altura de los escalones no son los permitidos; pero la misma separa dos muros que, según las responsables, no pueden tocarse, lo que imposibilita cualquier solución.

"Era una muerte anunciada. Lo sabíamos desde hace seis o siete años, porque tarde o temprano la Junta nos iba a cerrar la residencia", comentaba ayer al respecto Adela Fernández.

Ante esta situación, la Fundación Sauce ha tomado la decisión de hacer efectivo el cierre del geriátrico antes de que finalice el año. La apertura de una nueva residencia de mayores de gran capacidad en San Fernando se convirtió en toda una oportunidad: los gestores de Alameda tenían claro que los residentes debían ser trasladados a otro centro de Cádiz o, en su defecto, de una localidad lo más cercana posible. Y la posibilidad de que la mayoría de los 35 residentes que hay actualmente puedan marcharse a San Fernando ha puesto fecha final de cierre al geriátrico de Vea Murguía.

Desde hace meses se está trabajando en el traslado de estos residentes, que ya conocen la desagradable noticia. Tanto que han necesitado y siguen prestándoles asistencia psicología para asimilar un duro golpe. "Hay mayores que llevan aquí muchos años, y asumir que ahora se tienen que ir a San Fernando no es nada fácil para ellos", explicaba Adela Fernández al respecto. Recientemente organizaron incluso una visita con los mayores a la nueva residencia de San Fernando para que tuvieran la oportunidad de conocer la que será su nueva casa a partir de finales de noviembre, fecha en la que está prevista el traslado.

Al mismo tiempo, la fundación está buscando también centros apropiados para el resto de residentes que no irán a San Fernando, algunos de los cuales no cumplen con los requisitos de la Ley de Dependencia pero habitan en la residencia de Vea Murguía desde que era Jesús Abandonado. "Y no los vamos a dejar desamparados bajo ningún concepto", precisaba Adela Fernández.

Otro frente que ha cerrado la Fundación Sauce antes de tomar la decisión ha sido el de los trabajadores del geriátrico. Son 17 en total, y la propietaria de la residencia de San Fernando (Vitalia) se ha comprometido a realizar una oferta de empleo a cada uno de ellos en ese centro. "La idea es irnos, pero dentro de la normalidad más absoluta", comenta al respecto Adela Fernández.

Lo que sí ha quedado en el aire es el futuro del inmueble de Vea Murguía (en el número 38 de la calle). La Fundación Sauce, propietaria de la finca, tiene claro que quiere seguir prestando una labor social, así que en principio contempla dos posibilidades. La primera es que el edificio acoja otra actividad asistencial para Cádiz; pero el incumplimiento de las normativas seguiría existiendo, salvo que la finca se derribe y se vuelva a construir (algo que se da por descartado). Y la otra opción que se plantearía la fundación sería vender el inmueble y con los beneficios que se obtengan comprar un terreno donde construir otra residencia de mayores.

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