Káncer

Me estaba comiendo el coco

  • Fue todo muy rápido. El TAC puso en evidencia el daño que me estaba comiendo el coco. Se trataba de un meningioma que estaba pegado a la pared del cerebro l Los meningiomas, según me contaron mis ángeles de la guarda, son tumores que se generan a partir de la duramadre

AQUEL día, tenía a mi hijo en brazos jugando en el baño de casa. Con un año, los niños son delicados juguetes con los que hacemos el rodaje de padres. Nunca podré olvidarlo, era un domingo de 1978. Me recreaba en mimos haciéndole reír con carantoñas, mientras agitaba el agua haciendo espuma, cuando un mareo me obnubiló y casi se me escapa de las manos, al mismo tiempo que perdía la visión del ojo derecho.

Transpuesto, por ser la primera vez que me ocurría, a la mañana siguiente fui a ver al oftalmólogo, pues me había acojonado bastante. Trabajo entre médicos, en el bar del hospital, así que el Dr. Mora me examinó de inmediato y de entrada me hizo un fondo de ojo. Era un hombre muy seco, al menos me lo parecía. Me dijo con una mirada que encierra un secreto: "Vicente, no le voy a decir nada, pero hablaré con el neurólogo y él le explicará".

Fue todo muy rápido. El TAC puso en evidencia el daño que me estaba comiendo el coco. Se trataba de un meningioma, estaba pegado por dentro a la pared del cráneo.

Los meningiomas, según me contaron mis ángeles de la guarda, son tumores que se generan a partir de la duramadre (membrana que recubre el cerebro). Se pueden localizar en cualquier zona, por lo que son muy variables los síntomas que pueden llegar a dar, ya que cada parte del cerebro tiene una función distinta. Crecen de forma muy lenta, incluso a lo largo de muchos años, desplazan el cerebro pero no lo suelen invadir, son tumores benignos, siendo muy raro que se malignicen, aunque en mi caso parece ser que era muy agresivo -me lo comentó el patólogo tras estudiar en el laboratorio el tumor-.

Para completar el diagnóstico a veces es necesaria la resonancia magnética e incluso una angiografía cerebral, para estudiar la vascularización de la tumoración y del cerebro circundante. El tratamiento ideal, dado que son benignos y están diferenciados del parénquima, es la intervención quirúrgica con resección completa incluida la duramadre donde se implantan, para evitar que vuelvan a crecer o recidivar.

Perdí peso y tuve una parada respiratoria que aceleró la intervención: El Dr. López Escobar me preguntó que si tenía algún inconveniente por que me operase el martes, que además era 13. Me sentía tan mal que aunque hubiese sido el más supersticioso me daba igual. Así que junto al Dr. Repeto, me recortaron el cráneo con una especie de rotaflex y extirparon el tumor. Evidentemente, ni me enteré. Solo me vi la cabeza rasurada y vendada, ocultando la cicatriz, única secuela que me lo recuerda.

La segunda etapa fueron las sesiones de radioterapia. Se puede dar el caso, según me informaron, que en algunos pacientes, estos tumores sean múltiples, es decir, existan varios tumores en distintas localizaciones. No siendo detectables por ser diminutos, por lo que pueden requerir varias intervenciones quirúrgicas, a medida que se van manifestando clínicamente o se aprecia que aumentan de tamaño, por ello, y para curarme en salud, el Dr. Pablo Román me dio tres o cuatro sesiones al mes, durante cinco o seis meses y cuando pasaron cinco años de incertidumbre, me dieron el alta.

Quirúrgicamente, me dejaron nuevo, el Dr. López López, con humor me lo certifica, pero la depresión me invadió sin desearlo. Creo que a todo el mundo le pasa lo mismo cuando piensa que le queda poco de vida y sobre todo cuando tienes proyectos que ya están en marcha. Te agarras al hijo pequeño y lo tomas como arma para luchar. Pero la sombra de la muerte te persigue. Perdí el humor, me cabreaba por nada, dejé de sonreír y de pensar en el futuro. Dos años estuve tratándome con el psiquiatra y con el psicólogo y poco a poco el espacio volvió a ser inmenso, no volvieron a aparecer ninguno de los síntomas que tuve y me siento seguro gracias a las personas que me curaron y me cuidaron y sobre todo porque sigo trabajando entre médicos, los mejores del mundo (para mí) Lo único que hoy me come el coco es lo que a todos … trabajar para pagar.

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