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Cádiz

"Es inútil plantearme la candidatura a la Alcaldía porque no depende de mí"

  • A sus casi 57 años se ha prejubilado después de toda una vida dedicada a la caja andaluza · Aragón, socialista histórico, dice que en su trabajo nunca ha mirado los colores del partido sino los de su entidad

"Tengo historias para escribir un libro". Emilio Aragón, gaditano y viñero, socialista y sindicalista, se ha prejubilado a sus casi 57 años después de toda una vida dedicada a la banca, en especial a la Caja de Ahorros de Jerez, después Caja San Fernando y, por último, Cajasol, donde en sus últimos años fue el director de la Obra Social. En Cádiz, mucha gente asocia esta marca a Emilio Aragón. Ahora empieza una nueva vida. En la cafetería del hotel Puertatierra mezcla momentos para la entrevista y para la conversación personal.

-¿Cómo recibes la noticia de que estás en una lista para ser prejubilado en Cajasol?

-A mí me lo comunicó el propio director general, Juan Salido, quien me dice que van a prejubilar a más de 30 directivos de la caja y luego, además, habló conmigo el presidente, Antonio Pulido. Me sorprendió mucho porque yo no me lo planteaba e, incluso, cuando te lo dicen al principio te cae hasta mal. Pero cuando avanza el tiempo y ves que no es nada personal hacia ti, sino que es algo global y que más o menos lo que te plantean mensualmente te llega, dices. ¿Qué hago yo aquí?

-¿Perdiste poder con la fusión entre Caja San Fernando y El Monte?

-No, no ha habido pérdida de poder. Lo que pasa es que cuando se hace la fusión hay fifty-fifty de ejecutivos de uno y otro lado. Eso una caja no puede resistirlo mucho tiempo y hay que ir adelgazando. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, había una obra social de El Monte y otra de Caja San Fernando. Al final, yo cumplía los requisitos para entrar en la prejubilación y mi compañero de El Monte, no.

-En tu trayectoria profesional has tenido la oportunidad de llevar a cabo muchos proyectos. ¿Hay algo de lo que te sientas realmente orgulloso?

-Yo soy de La Viña y a principios de los 80 vi que había que mover un poco el tema en el barrio. En mi oficina de la Caja de Ahorros de Jerez eras como un cura confesor, ya que te llegaban todos los problemas. Con Juan Beguiristáin, que era presidente de la asociación de vecinos, empezamos a darle vueltas a la cabeza para tratar de dinamizar el barrio. Entre otras muchas cosas pusimos en marcha el concurso de carnaval de La Viña que todavía hoy perdura. Después recuerdo en Vejer, cuando fui a firmar un convenio para una asociación de niños con problemas cerebrales, uno de estos chicos tomó la palabra y, a su manera, dijo con las lágrimas en los ojos que daba las gracias a Dios porque hubiera gente tan buena en el mundo. Desde el alcalde al último lloramos todos y todavía me emociono cuando lo recuerdo (a Emilio Aragón se le enrojecen los ojos). En ese momento decidimos no dar ningún discurso.

-Gran parte de tu vida profesional has estado dedicado a las relaciones institucionales. ¿Para realizar esa labor has tenido que guardar en el bolsillo el carné del partido?

-En mi profesión a mí me ha perjudicado ser del sindicato y del partido, al contrario de lo que se puede creer la gente. He llegado incluso a ser perseguido, difamado y maltratado a lo largo de mi carrera. La gente piensa que he llegado a los sitios que he estado por mi militancia y es todo lo contrario. Incluso en mi partido me veían a veces como hombre de la caja y en ésta como un hombre de partido y al final, ni una cosa ni otra. Yo nunca he mirado los colores de partido, ni de religión, ni de nada, simplemente los intereses de mi entidad.

-¿Qué les diría a aquellos que le han acusado de utilizar a la caja y las subvenciones a las asociaciones para atraer votos para el PSOE?

-Pues que miren los resultados de las elecciones. Yo no he ido con el nombre del partido al lado, sino con el de la caja. La gente quiere a la caja y están agradecidos, pero cuando echan el voto en la urna no tiene nada que ver. Hay que saber que la gente no es tonta.

-Hablando de votos. De usted se ha hablado en alguna que otra ocasión como posible candidato a la Alcaldía. ¿Se lo ha planteado alguna vez? ¿El partido le ha sondeado en este sentido?

-¿A qué gaditano no le gustaría hacer cosas por su ciudad? Hay muchas formas de hacerlo y una de ellas es desde la política. Ahora bien, que yo me lo plantee es absurdo porque eso no depende de mí. Si milito en un partido, debo acatar sus reglas. El planteártelo es inútil. Cuando se elija al candidato que se crea oportuno, éste debe preguntar qué es lo que se quiere de él. Yo tengo que ser obediente con las reglas del juego porque soy fiel a mi partido. Pero yo no soy el que me tengo que plantear algo que no está en mi mano.

-Usted siempre ha estado muy cercano a Rafael Román. ¿Cómo interpreta la situación que vive actualmente el portavoz municipal socialista dentro del partido?

-Yo no lo sé. La verdad es que no veo problemas dentro de mi partido, lo que pasa es que es vivo y llama la atención que públicamente se pueda debatir. Por ejemplo, cuando hicimos las primarias se decía que los socialistas nos peleamos, pero en Estados Unidos se dice que es muy bueno. Yo soy amigo y lo seré siempre de Rafael Román pero él es responsable de sus actos.

-Hace una semana recibió un homenaje en la Asociación de la Prensa. ¿No se sintió abrumado?

-He tenido la satisfacción al final de mi carrera de ser profeta en mi tierra. Me he sentido muy querido por la gente de mi ciudad. El día del homenaje tuve que hacer un ejercicio de control para aguantar el tipo porque lloro hasta en las películas de cowboys

-¿Y cómo se plantea ahora la vida Emilio Aragón?

-De aquí a final de año va a ser sabática. Después de estar siete años en Sevilla me planteo disfrutar y a principios de año veré en qué proyectos sigo adelante porque me siento activo.

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